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En VIH ya no basta con lograr una carga viral indetectable

Ahora el objetivo terapéutico en VIH es igualar la esperanza de vida del paciente a la de la población general, a pesar de que el síndrome comporta generalmente un envejecimiento adelantado.

23/01/2017

Actualmente, el abordaje del VIH está virando de los objetivos terapéuticos de lograr una carga viral indetectable, o un buen nivel de células por milímetro cúbico de sangre (nivel CD4) hacia una major calidad de vida del paciente y un alejamiento de las frecuentes comorbilidades. Estas complicaciones están aumentando al ...

Actualmente, el abordaje del VIH está virando de los objetivos terapéuticos de lograr una carga viral indetectable, o un buen nivel de células por milímetro cúbico de sangre (nivel CD4) hacia una major calidad de vida del paciente y un alejamiento de las frecuentes comorbilidades. Estas complicaciones están aumentando al tiempo que más pacientes rebasan los 50 años de edad. Este aumento de las comorbilidades en los pacientes VIH se traduce en un mayor riesgo de sufrir enfermedades asociadas al envejecimiento. Un proceso natural del organismo que suele adelantarse en este tipo de pacientes.

El empeoramiento de la calidad de vida suele conllevar la necesidad de administrar otros fármacos para esas patologías secundarias, con una merma progresiva de la calidad de vida de los afectados y una sensible reducción en su esperanza de vida, significativamente por debajo de la de la población general. Efectivamente, gracias a décadas de uso de antirretrovirales se ha logrdo la cronificación del síndrome y que los pacientes con VIH puedan envejecer. En estos momentos, cerca del 50% de ellos ya superan los 50 años, dando lugar a una nueva problemática. El VIH está asociado a un envejecimiento precoz y al desarrollo de comorbilidades en edades más jóvenes. Tal como reflejan los datos de la cohorte Vach-CRETA, presentados en el congreso nacional de GESIDA, hubo un aumento de un 44% de eventos cardiovasculares entre 2010 y 2014, además de un incremento de la prevalencia Diabetes o Dislipemia. Dentro de los pacientes estudiados, un 45 % mostró un riesgo cardiovascular medio/alto, mientras que el 87% también arrostraba un riesgo medio/alto de progresión a enfermedad renal.

Para debatir sobre estas cuestiones, diferentes infectólogos se reunieron en un acto patrocinado por la biofarmaceutica Gilead Sciences en Madrid. El encuentro llevó el título de“Diálogos en VIH: La redefinición del éxito del tratamiento”, desde el punto de vista de su cronificación. Dicho tratamiento tiene ante sí retos como la inflamación o el riesgo cardiovascular que acechan a los pacientes con infección de VIH. Durante la reunión, también se analizaron las nuevas terapias  y las muchas alternativas que existen hoy en día. Como eje principal de los diálogos se tuvo el alumbrar un nuevo paradigma centrado en la optimización de la salud y en el bienestar de los pacientes, además de poder disponer de opciones terapéuticas innovadoras con la menor toxicidad posible.

 

Precisamente de toxicidades a largo plazo habló el doctor Salvador Moreno, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. En su opinión la toxicidad debe determinar elección de los antirretrovirales. En general, todos garantizan la eficacia virológica, por lo que el criterio de selección de los fármacos a utilizar debe basarse en la adherencia buscada para el tratamiento. Cuando el paciente con VIH tiene más de 50 años, demanda una doble atención. Precisa recibir la mejor farmacoterapia, teniendo en cuenta que puede presentar problemas específicos y siendo conscientes de que la toxicidad puede ser más frecuente si existen comorbilidades o deterioro fisiológico de algunos órganos que condiciona mayor incidencia de efectos tóxicos. Así ocurre frecuentemente con la función renal, ladensidad mineral ósea o el aumento de riesgo cardiovascular asociado a la edad. En estos casos, la polifarmacia para tratar las enfermedades concomitantes puede conllevar problemas de interacciones con fármacos antirretrovirales. Por eso, Moreno destacó la importancia de poder contar con innovaciones terapéuticas con menor toxicidad y la misma eficacia de todo antirretroviral, como los análogos de nucleósidos o la familia de inhibidores de la integrasa.

Pie de foto:   El doctor Vicente Estrada, especialista en VIH del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (fuente: UCM, Hospital Clínico San Carlos de Madrid)

Por su parte,  el doctor Vicente Estrada, infectólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, confirmó que los pacientes con VIH suelen presentar enfermedades asociadas al envejecimiento como la patología cardiovascular, laosteoporosis o lainsuficiencia renal, a pesar de estar bien controlados terapéuticamente. En el manejo de esas comorbilidades no cubiertas, existen lagunas de conocimiento que conllevan una peor prevención y tratamiento. Así ocurre, según Estrada, con la enfermedad cardiovascular, el deterioro cognitivo y determinadas neoplasias. En el primer caso, uno de los retos prioritarios es atajar el riesgo, y la fragilidad del paciente, ya que los pacientes con VIH tienen 1,5 más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio, entre otras complicaciones cardiovasculaes.

Debatieron junto a los doctores Santiago Moreno yVicente Estrada, los doctores José Ramón Arribas (Hospital Universitario de la Paz, Madrid), Piedad Arazo (Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza), Sergio Serrano (Hospital Ramón y Cajal, Madrid) y Joaquín Portilla (Hospital General Universitario de Alicante).

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