El hallazgo sugiere que los pacientes con esclerosis múltiple podrían beneficiarse de la suplementación con propionato.
Los ácidos grasos de cadena corta (SCFAs) dietarios inducen la producción de linfocitos T regulatorios (Tregs), mientras que los de cadena larga (LCFAs) promueven la activación de linfocitos Th1 y Th17, asociados a procesos inflamatorios. Esta es la conclusión de un reciente estudio llevado a cabo tanto en humanos como ...
Los ácidos grasos de cadena corta (SCFAs) dietarios inducen la producción de linfocitos T regulatorios (Tregs), mientras que los de cadena larga (LCFAs) promueven la activación de linfocitos Th1 y Th17, asociados a procesos inflamatorios. Esta es la conclusión de un reciente estudio llevado a cabo tanto en humanos como en un modelo experimental de esclerosis múltiple (EM). En este modelo la administración de SCFAs, como el propionato, o de LCFAs mejoró o exacerbó, respectivamente, los síntomas de la enfermedad.
La mejora se asoció a un aumento de la frecuencia de Tregs, una población que regula la función y el grado de activación de otros linfocitos, previniendo así la autoinmunidad. Tanto en individuos sanos como en pacientes con EM la suplementación con 1 gramo diario de propionato durante un periodo de entre 14 y 60 días resultó en un aumento de hasta el 30% en la frecuencia de Tregs, lo que se acompañó de una reducción en la de linfocitos Th17. El aumento de Tregs se mantuvo hasta 3 semanas después de haber finalizado la suplementación y tardó hasta 2 meses en retornar a la frecuencia basal.
Los autores enfatizan que es la primera vez que se constata un efecto potencialmente beneficioso de un suplemento alimentario desprovisto de toxicidad alguna en la EM.