La disnea, o sensación de falta de aire, que parece un problema común no tiene en la actualidad una correcta respuesta asistencial ya que su abordaje se basa fundamentalmente en el tratamiento farmacológico. Explorar otras opciones terapéuticas complementarias como el uso de nuevos dispositivos de control, el apoyo psicológico para ...
La disnea, o sensación de falta de aire, que parece un problema común no tiene en la actualidad una correcta respuesta asistencial ya que su abordaje se basa fundamentalmente en el tratamiento farmacológico. Explorar otras opciones terapéuticas complementarias como el uso de nuevos dispositivos de control, el apoyo psicológico para el control de la ansiedad y el seguimiento multidisciplinar pueden ser soluciones que mejorar el control de la disnea. Ésta es la principal conclusión del encuentro "La otra cara de la disnea" que se celebra en el marco del 50º Congreso de la SEPAR, con la colaboración de Philips Ibérica.
La disnea es una sensación subjetiva de falta de aire. La sensación subjetiva de falta de aire y dificultad para respirar, puede aparecer en la mayor parte de actividades de la vida diaria (comer, aseo, actividades físicas básicas…). Esta sensación es común en pacientes con enfermedades crónicas muy diversas: enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardíaca, fibrosis quística, etc.
La falta de aire es un síntoma que se intenta corregir con el uso de fármacos pero, en opinión del doctor Joan Escarrabill, Director del Programa de Atención a la Cronicidad del Hospital Clínic y Director del Plan Director de Enfermedades del Aparato Respiratorio de la Generalitat de Catalunya, "los pacientes tienen la sensación que el tratamiento farmacológico es insuficiente para tratar un síntoma complejo como la disnea".
Salir de la espiral de la disnea
El tratamiento de la disnea se enfoca principalmente en los criterios de uso de los broncodilatadores, pero deja de lado el uso de otras aproximaciones terapéuticas más globales. En opinión de los expertos el abordaje del ahogo o falta de aire de los pacientes implica considerar los aspectos físicos y psíquicos del paciente, intervenir en la percepción de la disnea y, por lo tanto, según afirma el doctor Escarrabill más allá de la administración de broncodilatadores. El acercamiento a la disnea exige además, dotar de un soporte psicológico al paciente para afrontar y adaptarse a la enfermedad e incorporar una actividad física progresiva, de tal manera que "se ayude al paciente a salir de la espiral de la disnea".
Esta forma de entender la disnea exige por lo tanto, cambios en la mentalidad del médico y de las organizaciones sanitarias para mejorar el cuidado y la experiencia de los pacientes, ya que, muchas veces "tenemos tres dimensiones terapéuticas para abordar el tratamiento de la disnea (broncodilatadores, soporte psicológico y promoción de la actividad física) que deben ser complementarias y pero solo utilizamos una, que es la farmacológica".
La cara oculta de la disnea
Un estudio observacional realizado en el Hospital Clinic de Barcelona, con la colaboración de Philips, sobre el impacto de la disnea en el paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica y su entorno ha facilitado una mayor comprensión de la experiencia del paciente con disnea (la cara oculta) que implica problemas de ansiedad, aislamiento, incapacidad y que implican un fuerte impacto en la calidad de vida de los pacientes.
"El trabajo realizado en el Hospital Clinic permite sacar la disnea del armario, contemplar los aspectos educativos, psicológicos y sociales que pueden ayudar al paciente a manejar las crisis". De la misma forma, afirma este experto, "el trabajo de investigación cualitativa pone de relieve el papel del cuidador, ya que su implicación es esencial para que el paciente siga la terapia y mejorar los resultados".