Roche ha presentado nuevos datos del anti PD-L1, Atezolizumab y una actualización de su amplio programa de desarrollo de inmunoterapias frente al cáncer en la 53 Reunión de la Asociación Americana de Oncología Clínica (Chicago, 2-6 de junio), la cita mundial más relevante sobre investigación en el campo de la ...
Roche ha presentado nuevos datos del anti PD-L1, Atezolizumab y una actualización de su amplio programa de desarrollo de inmunoterapias frente al cáncer en la 53 Reunión de la Asociación Americana de Oncología Clínica (Chicago, 2-6 de junio), la cita mundial más relevante sobre investigación en el campo de la oncología. Los resultados de estudios fase I, II y III presentados en este encuentro sugieren que Atezolizumab ofrece el potencial necesario para ser la base para diferentes combinaciones con otras inmunoterapias, terapias dirigidas y diversas quimioterapias frente a un amplio grupo de tumores.
Según ha señalado Sandra Horning, Chief Medical Officer y responsable de Desarrollo Global de Productos de Roche, "la compañía está aplicando el conocimiento acumulado de sus propias investigaciones a los distintos perfiles tumorales y al concepto del ciclo inmune del cáncer; de ese modo, estamos acelerando y ampliando el potencial transformador ya observado con Atezolizumab a un mayor número de pacientes. Nuestro programa de desarrollo de inmunoterapias oncológicas adopta un enfoque más completo tratando así de restaurar la inmunidad frente a la enfermedad. En Chicago presentamos datos de diferentes tratamientos y combinaciones que pensamos que pueden ser capaces de mejorar los resultados actuales", añadió.
El doctor Santiago Ponce, especialista en cáncer de pulmón del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), afirma que la irrupción de las inmunoterapias requiere aprender a desarrollar los ensayos clínicos con estrategias distintas a como se hacía hasta la fecha con tratamientos como la quimioterapia. "Es distinta la manera en que evaluamos la respuesta y el funcionamiento de los fármacos. Es probable que la metodología estándar que tradicionalmente se utiliza para saber de forma objetiva si un medicamento es eficaz frente al tumor no sea, sin embargo, la mejor opción para determinar el beneficio que aporta la inmunoterapia, dado que ésta no tiene un efecto directo antitumoral. Así puede pasar que en un subgrupo de pacientes la velocidad de respuesta sea más lenta de lo esperable o que haya una inflamación y aumento tumoral que se asocie erróneamente con progresión de la enfermedad y que luego realmente no sea así. Distinguir a estos pacientes es el objetivo del estudio OAK con la inmunoterapia Atezolizumab".
En Chicago se ha presentado una actualización de los datos de este ensayo clínico con Atezolizumab en monoterapia para analizar el impacto de esta inmunoterapia como tratamiento más allá de la progresión de la enfermedad en cáncer de pulmón avanzado no microcítico (CPNM).
El estudio fase III OAK, que ha evaluado el impacto del tratamiento con Atezolizumab más allá de la progresión de la enfermedad (PE) radiológica, demostró que la continuación del tratamiento con esta inmunoterapia tras PE aporta beneficios clínicos prometedores. El diseño del estudio permitió que los pacientes recibieran Atezolizumab para continuar con el tratamiento más allá de la PE, siguiendo los Criterios de Evaluación de la Respuesta en Tumores Sólidos (RECIST) v1.1, si se consideraba que el paciente obtenía beneficios clínicos del tratamiento. Se podía mantener la terapia con Atezolizumab hasta observar pérdida de beneficio clínico, a juicio del investigador.
Como indica el doctor Ponce, con este ensayo clínico se ha avanzado hacia la identificación de esos subgrupos de pacientes que a priori podrían considerarse de forma errónea no respondedores. "El protocolo del estudio permitió a pacientes que habían experimentado una progresión según los criterios clásicos seguir con la inmunoterapia si presentaban algún beneficio o al menos no tenían toxicidad derivada del fármaco; cerca de la mitad de los que habían progresado pudo seguir con la inmunoterapia vigilados a través de controles con escáner. De ese modo, se comprobó que un porcentaje significativo de ellos, en torno al 7%, era capaz tras la progresión inicial, obtener reducciones de más del 30% en las lesiones diana".
Eso significa, según este experto, "que hay un subgrupo de pacientes que seguramente estén englobados en aquellos que los que se genera un infiltrado inflamatorio en el tumor que lo hace crecer, pero que en un segundo tiempo la enfermedad vuelve a reducirse. Esta reducción del tumor impacta necesariamente en la supervivencia. De hecho hay una diferencia significativa de supervivencia entre aquellos que siguen el tratamiento tras la progresión frente a aquellos que no lo hacen. Los que siguen esta estrategia alcanzan casi un año más de beneficio de supervivencia frente a los que no continúan con el tratamiento".