Se ha celebrado en Madrid el IV Workshop de Hematogeriatría, organizado por el Grupo Español de Hematogeriatría (GEHEG), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Bajo el título "La epidemiología del paciente hematológico de edad avanzada", esta reunión ha tratado de "luchar contra dos estigmas que inciden simultáneamente: ...
Se ha celebrado en Madrid el IV Workshop de Hematogeriatría, organizado por el Grupo Español de Hematogeriatría (GEHEG), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Bajo el título "La epidemiología del paciente hematológico de edad avanzada", esta reunión ha tratado de "luchar contra dos estigmas que inciden simultáneamente: el del cáncer y el de la edad", explica la doctora Concepción Boqué, hematóloga del Hospital Duran i Reynals-Instituto Catalán de Oncología y presidenta del GEHEG. Según datos de la Red de Registros Españoles de Cáncer (REDECAN), tanto la incidencia como la prevalencia del cáncer de la sangre (o hematológico) están aumentando en nuestro país, y muy especialmente entre las personas mayores. Con todo esto, "se hace imprescindible integrar herramientas útiles que permitan aparcar la subjetividad y los prejuicios en el cuidado y manejo de estos pacientes".
En el IV Workshop de Hematogeriatría se ha anunciado la puesta en marcha de un estudio epidemiológico observacional descriptivo sobre la valoración geriátrica en pacientes mayores con cáncer de la sangre. Pueden participar en esta investigación todos los hospitales que lo deseen, bajo el objetivo de dar validez y robustez a una escala diseñada por hematólogos y geriatras españoles en el marco del ensayo GAH (`Geriatric Assessement in Hematology´).
Según esta experta, estamos ante "una buena herramienta que ha demostrado tener validez psicométrica, fiabilidad interna y sensibilidad a los cambios clínicos, y que trata de introducir en la práctica clínica el concepto de edad funcional o biológica como el factor predictivo de pronóstico más importante en este grupo de población (en contraposición con la edad cronológica)".
El estado nutricional y las capacidades funcionales son los dos factores de riesgo asociados al envejecimiento que mayor impacto tienen en los resultados del tratamiento de un paciente anciano con cáncer hematológico. "Sobre ellos se pueden llevar a cabo diferentes intervenciones de soporte (nutricional, emocional, de actividad física, etc.), puesto que son reversibles en la mayoría de los casos", apunta la doctora Boqué. En la reunión se han mostrado algunas experiencias en este sentido.
La escala CIRS-G es otra herramienta a tener en cuenta en el abordaje de los pacientes mayores con cáncer de la sangre. "Mide de forma intuitiva el estado de 17 órganos o sistemas y, en consecuencia, la gravedad de todas las enfermedades concomitantes que presentan estos pacientes", afirma la experta. Esta escala "no está todavía integrada en la práctica diaria y va más allá de lo que se refleja habitualmente en la historia clínica, pues añade un sistema de puntuaciones".
El uso de las escalas GAH y CIRS-G "mejorará la toma de decisiones en el abordaje de las enfermedades hematológicas malignas y permitirá predecir la tolerancia a determinados tratamientos en personas de edad avanzada", señala la presidenta del GEHEG. Además, la doctora Boqué demanda cambios estructurales que faciliten el trabajo multidisciplinar y transdisciplinar con los pacientes mayores, así como la incorporación de enfermeras clínicas o gestoras de casos en estos equipos. "También hace falta formación en este campo", concluye.