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La intervención del médico de familia consigue reducir el consumo de benzodiacepinas un 45%

Lo avala el estudio Benzored, que, promovido RediAPP, llevó a cabo entrevistas estructuradas a los pacientes, dándoles pautas escritas sobre la deshabituación y visitas de seguimiento desde las consultas de Atención Primaria.

03/04/2018

La preocupación por el alto consumo de benzodiacepinas entre la población, que se sitúa en una prevalencia del 7%, es lo que ha llevado a un grupo de investigadores de la Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (RediAPP) a desarrollar un proyecto para favorecer la ...

La preocupación por el alto consumo de benzodiacepinas entre la población, que se sitúa en una prevalencia del 7%,  es lo que ha llevado a un grupo de investigadores de la Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (RediAPP) a desarrollar un proyecto para favorecer la deshabituación de estos fármacos desde las consultas de la atención primaria, ya que el  médico/a de familia es uno de los principales prescriptores de estos medicamentos.

El estudio Benzored, liderado por la doctora Caterina Vicens, médica de familia en Baleares, y publicado en la revista British Journal of Psychiatry consistió en analizar si con entrevistas estructuradas a los pacientes, dándoles pautas escritas sobre la deshabituación y visitas de seguimiento desde las consultas de la Atención Primaria, se conseguía reducir el consumo de benzodiacepinas.

Los resultados muestran que se consiguió reducir el consumo un 45%.

En el estudio participaron 75 médicos/as de familia de Valencia, Baleares y Cataluña. Se realizó sobre 532 pacientes con una edad entre 18 y 80 años, con consumo de benzodiacepinas desde hacía más de 6 meses y sin ninguna enfermedad psiquiátrica grave.

Los pacientes se dividieron en tres grupos. Un grupo control sobre el que no se hizo ninguna intervención educativa, y dos grupos intervención. En un primer grupo se realizó desde la consulta: entrevista estructurada, se le ofrecieron pautas de deshabituación e información escrita sobre cómo realizarla. En un segundo grupo además de todo lo anterior, se realizaron también visitas de seguimiento.

Al finalizar la intervención de un año, se observó una reducción del consumo de benzodiacepinas del 45% en el primer grupo intervención y  del 45.2% en el segundo grupo de intervención.

Con estos resultados, dice la Dra. Caterina Vicens, investigadora de la RedIAPP y médica de familia en el Centro de Salud Son Serra-La Vileta en Palma de Mallorca, "apostamos por concienciar y formar a los médicos/as de familia para que hagan estas intervenciones desde sus consultas.  Se trata pues, de que médico y paciente tengan una entrevista en la que hablan de las ventajas e inconvenientes del consumo, de las consecuencias negativas, del concepto de dependencia y del reconocimiento de los síntomas de abstinencia incidiendo en lo transitorio de éstos".

El equipo de investigación de la RediAPP ha desarrollado también una serie de pautas y consejos dirigidos a los médicos/as de familia para formarlos en la deshabituación de las benzodiacepinas. Por ello, antes de empezar con la deshabituación de las benzodiacepinas hay que valorar en qué momento está el paciente (si su insomnio o ansiedad son muy intensos o no), si dispone de apoyo social, o si tiene patologías psiquiátricas graves (cosa que determinaría su derivación a un especialista).

Una vez se decide que el paciente es susceptible de empezar con la reducción del consumo de benzodiacepinas, hay que informar al paciente del riesgo que puede tener para su salud el consumo de estos fármacos de forma prolongada y de los beneficios de su deshabituación.  Y empezar con una deshabituación personalizada según cada paciente. Para la Dra. Caterina Vicens "el objetivo es realizar un descenso entre el 10 y el 25% de la dosis inicial cada dos semanas, aunque siempre en función de cómo se siente y lo lleva el paciente. Es preferible una reducción más lenta y progresiva, que no ir demasiado rápido y que tengamos que incrementar la dosis nuevamente porque el paciente padece demasiada abstinencia".

De hecho, puede ocurrir que el paciente sienta que con la reducción del consumo vuelve a sentir ansiedad o tener problemas de insomnio. Es importante avisar al paciente que esto es lo que denominamos síntomas de abstinencia, y que estos síntomas acaban desapareciendo al cabo de una o tres semanas.

Igualmente, en la fase final, cuando se está llegando a las últimas dosis, el paciente suele tener miedo, pensando que si deja de tomar el medicamento volverá a tener los mismos síntomas de ansiedad e insomnio.  En este sentido, recuerda la Dra. Vicens, "es importante acompañar al paciente, escucharle, que exponga sus miedos y reflexionar con él / ella y argumentar a favor del beneficio de dejar las benzodiacepinas".

 

 

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