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Ultrasonidos contra el dolor causado por metástasis óseas

Con la asistencia de resonancia magnética, ofrecen una alternativa prometedora a la radioterapia.

07/07/2014

Los haces de ultrasonidos dirigidos mediante resonancia magnética (RM) constituyen una técnica no invasiva que permite el calentamiento focal del tejido diana a temperaturas superiores a los 65 C. La asistencia mediante RM facilita la focalización del haz y la monitorización del calentamiento del tejido circundante. Hasta ahora esta técnica ...

Los haces de ultrasonidos dirigidos mediante resonancia magnética (RM) constituyen una técnica no invasiva que permite el calentamiento focal del tejido diana a temperaturas superiores a los 65 C. La asistencia mediante RM facilita la focalización del haz y la monitorización del calentamiento del tejido circundante. Hasta ahora esta técnica había sido utilizada principalmente en la ablación de miomas de útero. Sin embargo, estudios de fase I y II han suministrado evidencia de su utilidad en la analgesia del cáncer. Las metástasis óseas son comunes en pacientes con cáncer avanzado y son las principales causantes del dolor relacionado con aquél. El tratamiento estándar para el dolor metastásico óseo es la radioterapia (RT) en combinación con analgésicos. Sin embargo, no en todos los pacientes la RT está indicada y hasta 2 tercios de los que se someten a ella siguen padeciendo dolor residual tras el tratamiento.

La utilidad de los ultrasonidos dirigidos ha sido ahora confirmada en un estudio aleatorizado y multicéntrico de fase III en 147 pacientes con dolor residual tras la RT, o en los que ésta no estaba indicada. En el 64% de los pacientes tratados con ultrasonidos, la terapia redujo en al menos dos puntos la valoración del dolor, en una escala del 0 al 10, sin incrementar el uso de equivalentes de morfina en más de un 25%. Sólo en el 20% de los pacientes tratados con placebo se observó un beneficio similar. La ausencia absoluta de dolor se dio en el 23,2% y en el 5,7% de los pacientes de los respectivos grupos de tratamiento.

Aunque la evaluación consideró los datos recogidos durante 3 meses, se constató mejora del dolor con ultrasonidos en tan sólo 3 días tras el tratamiento. El efecto adverso más frecuente de la terapia fue el dolor durante el tratamiento, que ocurrió en casi la mitad de los pacientes, pero también se registró una quemadura de tercer grado, 2 fracturas y una neuropatía. Aunque todavía está por determinar si esta modalidad terapéutica puede convertirse en la primera opción para el tratamiento del dolor metastásico, es manifiesto que carece de las limitaciones de otras técnicas paliativas, como la ablación por radiofrecuencia o la crioablación, técnicas invasivas que ofrecen beneficio sólo en lesiones líticas.

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