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Tres de cada cien niños en edad escolar presentan escoliosis

Entre el 25 y el 30% de las escoliosis en menores de 10 años se puede tratar con una sola intervención quirúrgica.

29/05/2015

Tres de cada cien niños en edad escolar presentan escoliosis, una deformidad de la columna, típica en niños y adolescentes, y de causa desconocida, que puede generar problemas físicos y psicológicos, al poder repercutir dicha deformidad de la espalda sobre la autoestima del niño. En este sentido, las barras de ...

Tres de cada cien niños en edad escolar presentan escoliosis, una deformidad de la columna, típica en niños y adolescentes, y de causa desconocida, que puede generar problemas físicos y psicológicos, al poder repercutir dicha deformidad de la espalda sobre la autoestima del niño. En este sentido, las barras de crecimiento electromagnético suponen un gran avance para el tratamiento de entre el 25 y el 30% de los casos de escoliosis en menores de 10 años.

Esta tecnología requiere una sola intervención quirúrgica y sustituye a otra técnica que obligaba al niño a pasar por el quirófano cada seis o nueve meses. Por ello, el impacto positivo en la calidad de vida del paciente es inmediato, dados los riegos que implican las repetidas intervenciones quirúrgicas. Asimismo, junto a las ventajas que reporta a pacientes y familias, para la Administración sanitaria supone un ahorro notable, como consecuencia de la eliminación de costes adicionales derivados de reintervenciones, hospitalización, quirófano, materiales de uso quirúrgico, personal, cuidados especiales, etc.

Esta técnica, conocida como Magec, y distribuida en España y Portugal por Acuña y Fombona, está indicada para niños menores de 10 años que requieren una intervención quirúrgica a consecuencia de la gravedad de la deformidad. Se trata de una técnica segura y efectiva, que reduce el número de intervenciones quirúrgicas a las que tiene que someterse el paciente. De hecho, existen estudios que constatan que cada intervención quirúrgica para alargar los tallos de crecimiento convencionales incrementa un 24% el riesgo de presentar una complicación. Así, tras implantar las barras, éstas se pueden controlar de manera remota mediante un potente imán exterior que activa un mecanismo que permite adaptar la longitud de las mismas al crecimiento del paciente durante los años que siguen a la operación. 

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