Podría convertirse en el primer método de cribado y diagnóstico no invasivo, aumentando la probabilidad de éxito de la cirugía.
Se trata del glipicano-1 (GPC-1), una proteína que se encuentra en la superficie de los exosomas tumorales. Los exosomas son vesículas extracelulares secretadas por todas las células que circulan en la sangre y que contienen proteínas y ácidos nucleicos específicos de las células de las que proceden. Hasta ahora no ...
Se trata del glipicano-1 (GPC-1), una proteína que se encuentra en la superficie de los exosomas tumorales. Los exosomas son vesículas extracelulares secretadas por todas las células que circulan en la sangre y que contienen proteínas y ácidos nucleicos específicos de las células de las que proceden. Hasta ahora no existía ningún método para detectar y aislar exosomas derivados de células tumorales. Ahora, científicos de diferentes centros de investigación norteamericanos, de las universidades de Oviedo y Dresden y del CSIC han utilizado un método de espectrometría de masas para demostrar la presencia de elevados niveles del GPC-1 en los exosomas del suero de pacientes y de animales de experimentación.
Los exosomas ricos en GPC-1 pueden ser monitorizados y aislados mediante citometría de flujo, una técnica habitual en el laboratorio clínico. Con este método, la detección en una muestra de 250 pacientes mostró una especificidad y sensibilidad absolutas, distinguiendo a los individuos sanos y a los que exhiben enfermedad pancreática benigna de los que presentan cáncer de páncreas en estadio temprano o tardío. Los niveles de exosomas GPC-1+ mostraron correlación con la carga tumoral y con la supervivencia pre- y postquirúrgica. En ratones con tumores pancreáticos espontáneos, la presencia de exosomas GPC-1+ se asoció a lesiones pancreáticas intraepiteliales incluso antes de éstas pudieran ser detectadas por resonancia magnética. En pacientes, los niveles de exosomas GPC-1+ experimentaron una clara reducción tras la resección del tumor.
La utilidad de este nuevo biomarcador es manifiestamente superior a la de CA-19-9, el estándar actual, que está elevado en la mayoría, pero no en todos los pacientes con cáncer de páncreas, así como en individuos con lesiones benignas.