La inyección de toxina botulínica en la grasa epicárdica durante la cirugía reduce la incidencia de la arritmia.
Un equipo dirigido por científicos de la Universidad de Rochester ha demostrado que la inyección de 50 U de Botox por cada mL de grasaepicárdica reduce el riesgo de fibrilación atrial (AF) en los primeros 30 días tras el by-pass coronario. El estudio ha sido realizado en 60 pacientes, la ...
Un equipo dirigido por científicos de la Universidad de Rochester ha demostrado que la inyección de 50 U de Botox por cada mL de grasaepicárdica reduce el riesgo de fibrilación atrial (AF) en los primeros 30 días tras el by-pass coronario. El estudio ha sido realizado en 60 pacientes, la mitad de los cuales recibió placebo. La incidencia de AF en este último grupo fue del 30%, mientras que en el grupo tratado con Botox fue del 7%. Las alteraciones del ritmo sinusal fueron monitorizadas mediante un dispositivo implantado, con un tiempo total de seguimiento de 1 año. Mediante este dispositivo pudo constatarse que, durante el período comprendido entre los primeros 30 días y el año, el 27% de los pacientes tratados con placebo experimentó recurrencia, evento que no se observó en ninguno de los pacientes tratados con Botox. El tratamiento con Botox mostró ser seguro, ya que no se asoció a ningún efecto adverso.
Este estudio ha sido motivado por observaciones en modelos animales en los que el bloqueo de la neurotransmisión con Botox inyectado en las acumulaciones de grasa alrededor del corazón previene las taquiarritmias atriales. Este tipo de arritimias son muy frecuentes en la fase inmediatamente posterior a la cirugía en los pacientes sometidos a un by-pass coronario, dándose en aproximadamente un tercio de los mismos. La aplicación de esta nueva práctica podría, por tanto, mejorar sensiblemente el resultado de la cirugía.