Publicidad
Publicidad

Los ensayos clínicos no deben esconder motivaciones comerciales

Durante un encuentro para el debate sobre conflictos de intereses en Investigación, diferentes expertos estimaron que los comités de ética de los hospitales no pueden atajar en ocasiones aquellas prácticas o conductas que se alejan del mero interés científico.

14/01/2016

Este jueves, 14 de enero, la Fundación de Ciencias de la Salud organizó una jornada sobre conflictos de intereses en la Investigación clínica y biomédica. El encuentro, que contó con el apoyo de la farmacéutica GSK, tuvo lugar en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participando en ...

Este jueves, 14 de enero, la Fundación de Ciencias de la Salud organizó una jornada sobre conflictos de intereses en la Investigación clínica y biomédica. El encuentro, que contó con el apoyo de la farmacéutica GSK, tuvo lugar en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participando en el mismo, por parte de la multinacional, su responsable de calidad de I+D en Estados Unidos, Simon Trowell. Este directivo aseguró que la investigación siempre debe sustentarse en necesidades científicas legítimas, así como basarse en la selección más exquisita de los investigadores llamados a realizar el trabajo. Bajo esas premisas, no debe haber interferencias comerciales, ni cualquier otro tipo de influencia, que pudieran afectar a la prescripción de los médicos. En ese sentido, la claridad debe regir siempre, según Trowell, los acuerdos de investigación, documentando de manera completa toda la actividad de I+D, en total sintonía con la legislación vigente y los códigos industriales de buena conducta corporativa que existan en los países en los que las compañías estén presentes. No obstante, el directivo norteamericano reconoció que el riesgo de conflicto puede existir en relación, precisamente a los responsables de las autoridades sanitarias locales, por lo que las multinacionales deben extremar las precauciones. De esta manera, lo preceptivo es evitar pedir, ofrecer o aceptar aportaciones financieras, o cualquier otro fenómeno o incentivo que afecte a la actividad investigadora y sus objetivos científicos.

Por todo ello, aseguró Trowell, no es lícito tentar a los médicos investigadores con ningún tipo de ventajas o favores, durante la realización de los ensayos clínicos. Razón por la cual, durante la publicación de los trabajos en las revistas médicas, se debe especificar con nitidez cada autor, incluyendo a los medical writers. Siempre desde una máxima exigencia en los estudios financiados por la Industria, dedicando el personal especializado necesario para vigilar los posibles conflictos de intereses que pudieran surgir.

Seguidamente, Angel Caballero, vicepresidente adjunto de Transferencia de Conocimiento del CSIC, dio una gran importancia a la redacción de los contratos, proceso en el que siempre debe haber asistencia legal, con definición expresa de los derechos de propiedad industrial que correspondan. Desde ese análisis profundo del conocimiento previo, se debe trabajar con la máxima transferencia. De la misma forma, y como precaución, se deben evitar las licencias (curriculares) destinadas a engordar artificialmente el CV de determinados investigadores y las spin-off instrumentales que pueden buscar atajos para salir al exterior, por ejemplo, utilizando la plataforma que ofrece el CSIC. Así mismo, declaró Caballero, es necesario aumentar la formación de los investigadores para evitar que cometan errores graves de procedimiento, ya que nadie suele estar formado previamente en transferencia. Como ejemplo de ello, siempre es un error hacer que los becarios escriban patentes. En resumen, el alto responsable del Consejo, aseveró que siempre debe primar la lealtad entre este organismo y las empresas con las que colabore.

Con diferencia fue el doctor Xavier Carné, el más ácido en su intervención, dado lo controvertido del tema. Como presidente del comité ético de Investigación clínica y jefe del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona, el ponente también aportó su experiencia internacional como miembro del Scientific Board de ECRIN, plataforma europea de Investigación y Desarrollo en red. Carné aportó una lúcida definición de conflicto de intereses, como actividad perniciosa, potencial o real, económica o intangible, entre los objetivos profesionales y deontológicos de los médicos y la salud de sus pacientes. Recordó también el médico catalán que no fue hasta la revisión de la Declaración de Helsinki (1964) realizada en Seúl en 2008 cuando se empezó a incluir en la misma la condena explícita de los conflictos de interés. Un logro fundamentalmente debido a la presión de la asociación internacional de editores médicos y del colectivo de investigadores de Ottawa (Canadá). No obstante, el panorama internacional adolece todavía del predominio anglosajón de las revistas médicas, intocable hasta hace apenas 20 años. Siendo un sector en el que todavía sorprende que algunos autores puedan firmar hasta 70 y 100 trabajos cada año. También fue peculiar el análisis que hizo el doctor Carné de los estudios post-autorización, un problema muy generalizado hasta hace y que, afortunadamente, parece estar en retroceso. Entre estos, el ponente consideró oportunos dichos trabajos post-comercialización, cuando son encargados por las agencias reguladoras, o los realizados por grupos de médicos, siendo en estos casos autorizados y sufragados por las comunidades autónomas. Así mismo, advirtió Carné sobre la existencia de estudios que circulan por ahí, como “submarinos”, sin ningún tipo de valor científico.

PIE DE FOTO:  De Izda a Dcha, el doctor Xavier Carné, jefe Farmacología Clínica en el Hospital Clínic de Barcelona; José M Mato, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud; Ángel Cabello, vicepresidente adjunto de Transferencia de Conocimiento del CSIC; y Simon Trowell, directivo de GSK en Estados Unidos

Publicidad
Publicidad