Existe la posibilidad de preservar la fertilidad antes de iniciar la quimioterapia o la radioterapia.
Cada día hay más pacientes que vencen la batalla al cáncer. Por ello, una vez que se sabe que la vida sigue adelante, el siguiente paso es saber cuáles serán las secuelas que deje la enfermedad. Uno de los problemas que más preocupa, sobre todo a pacientes jóvenes, es la ...
Cada día hay más pacientes que vencen la batalla al cáncer. Por ello, una vez que se sabe que la vida sigue adelante, el siguiente paso es saber cuáles serán las secuelas que deje la enfermedad. Uno de los problemas que más preocupa, sobre todo a pacientes jóvenes, es la posibilidad de tener hijos después de los tratamientos.
En este sentido, el doctor Juan Ordás, especialista en Ginecología y Medicina de la Reproducción, en la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, explica que “una de las consecuencias de la quimioterapia y a veces, también de la radioterapia, es la destrucción de las células germinales en los ovarios y en los testículos. Esta complicación pasa muchas veces desapercibida para el paciente y para el médico, preocupados ambos por lograr la curación y la supervivencia, pero se debe de advertir”.
La importancia de esta advertencia radica en que existe la posibilidad de preservar la fertilidad el paciente, antes de comenzar con la quimioterapia o con la radioterapia, a través de la congelación de los gametos, tanto en el caso de los hombres, como de las mujeres.
Existen algunas diferencias respecto a los pasos a seguir según se trate de un paciente masculino o femenino. Como apunta el doctor Ordás, “en el caso del varón el camino es fácil. Basta con que el enfermo nos deje varias muestras de semen en el laboratorio”. El procedimiento pasa por un estudio previo de valoración del semen, y si es de buena calidad, pasa a congelarse en nitrógeno líquido, donde puede permanecer de forma indefinida hasta el momento de su utilización. En el momento en el que la pareja decida hacer uso del mismo, se le realizará una inseminación a la mujer o bien se optará por una fecundación in vitro con óvulos de la pareja. Tal y como señala el doctor Ordás “la congelación y descongelación del semen altera muy poco los parámetros seminales y es apto para conseguir fecundación y embarazo en varias ocasiones. Y este procedimiento tan solo va a retrasar el inicio del tratamiento del cáncer en unos pocos días”.
En el caso de la mujer es proceso solo es un poco más largo, ya que previamente a la extracción de los óvulos, o en este caso de los ovocitos, habrá que hacer una estimulación de los ovarios con inyecciones de gonadotropinas, que permiten fabricar un mayor número de ovocitos para su extracción por punción folicular. Se trata de un tratamiento hormonal, que en palabras del doctor Ordás “no tiene ninguna influencia en el tumor, lo único que ocurre es que hay que retrasar dos o tres semanas el inicio de la quimioterapia o de la radioterapia, pero no es un plazo que suponga un riesgo para la paciente”.
Tras la extracción de los ovocitos, estos son igualmente congelados en nitrógeno líquido, mediante un procedimiento totalmente seguro que se denomina vitrificación. Así permanecerán en el banco de tejidos hasta el momento en que la mujer, ya curada, decida el momento ideal de su fecundación y se proceda a la colocación de los embriones dentro de su útero. En este punto, el doctor Ordás recuerda que “este órgano, el útero, no se altera por efecto de la quimioterapia. Puede responder a los tratamientos hormonales como lo hace cualquier útero sano y albergar un embarazo de nueve meses sin complicaciones”.