La falta de comunicación es un obstáculo para generar redes personales y profesionales que son claves en el liderazgo en la empresa.
“Casi todos estamos conectados a más de mil personas y si alguien te lo dice cambia tu forma de ver el mundo”. Marta Elvira Rojo, profesora de Dirección Estratégica y Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School, sabe que esa red de contactos es clave en el ...
“Casi todos estamos conectados a más de mil personas y si alguien te lo dice cambia tu forma de ver el mundo”. Marta Elvira Rojo, profesora de Dirección Estratégica y Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School, sabe que esa red de contactos es clave en el liderazgo en la empresa. “Nuestra red de relaciones profesionales, en lineas generales, no parece estar optimizada para lo que necesitamos a la hora de corregir algo; supone un esfuerzo”, dijo, poniendo como ejemplo de ello un estudio que se realizó en varios encuentros empresariales que tenían por objetivo hacer networking y en los que a los asistentes se les colocó un GPS para determinar su localización exacta. “El 95% de los asistentes querían hacer nuevos contactos, pero a los diez minutos ya se habían establecido por grupos que se conocían entre sí y, a la media hora, ya estaban con sus amigos”.
Frente a ello, Rojo defendió que la estrategia para establecer una red social que aporte capital social a la empresa requiere ser proactivo, ampliar el espectro de las personas de las que se puede aprender, centrarse en el valor que uno mismo puede aportar y no solo en lo que se va a recibir, tener la mirada puesta en el futuro, no ser demasiado dependiente de un solo contacto, ser realista (“la confianza y la credibilidad no se consiguen de inmediato”) y tener muy clara la relación entre las redes personales y el liderazgo. Rojo, además, incidió en que está demostrado que, dentro de los laboratorios, “las personas más innovadoras son las que tienen redes más diversas, en las que ellas están como parte central. La única manera de romper barreras es tener la capacidad de servir de puente entre unas y otras”. También advirtió de la falta de comunicación es uno de los grandes obstáculos: “A más de 20 metros la gente ya no se comunica habitualmente. Por ejemplo, caminar hasta donde están los colegas que no pueden ayudar, que puede ser en el edificio de al lado”.
Rojo consideró que una red trabajada y diversa es la base de una organización más positiva: “Toda esa diversidad en los vínculos que establecemos es lo que nos enriquece para tener nuevas ideas y mover a las personas”. Además, hizo hincapié en la importancia que, dentro de un organigrama, tiene generar relaciones de confianza y de amistad real. “Cuando vemos un organigrama y queremos saber quién es la persona con poder, una vía que utilizamos es preguntar de quién te fías y de a quién pides consejo”.
Foto: Marta Elvira Rojo, durante su charla.