Profesionales de todo el Estado se forman en una técnica que permite resecciones más precisas de los tumores y minimiza afectaciones al movimiento o al lenguaje.
Una operación quirúrgica para extraer un tumor siempre es complicada, pero si el tumor está en el cerebro y la intervención puede ocasionar un déficit neurológico que afecte el movimiento de las extremidades o el habla, el perjuicio sobre la calidad de vida del paciente podría llegar a ser muy ...
Una operación quirúrgica para extraer un tumor siempre es complicada, pero si el tumor está en el cerebro y la intervención puede ocasionar un déficit neurológico que afecte el movimiento de las extremidades o el habla, el perjuicio sobre la calidad de vida del paciente podría llegar a ser muy grande. Por eso la neurocirugía oncológica busca conseguir el máximo grado de resección de las lesiones tumorales con el mínimo daño al tejido cerebral sano. Y aquí es donde la técnica del mapeo funcional o mapping juega un papel fundamental.
El Hospital Universitario de Bellvitge es pionero en España en esta técnica y esta semana ha querido compartir con profesionales de todo el Estado una experiencia de más de 20 años en mapping cerebral y monitorización neurofisiológica intraoperatoria. El curso Mapping Bellvitge 2016, organizado por el Servicio de Neurocirugía con la participación de las diferentes especialidades implicadas, ha combinado la vertiente teórica con la práctica. Este viernes se harán dos intervenciones neoquirúrgicas en directo; una con el paciente dormido y la otra con el paciente despierto.
La técnica del mapping consiste en marcar in vivo sobre el cerebro del paciente áreas de alta elocuencia funcional como el movimiento o el lenguaje. En pacientes con tumores cerebrales cercanos a estas áreas, interesa identificarlas para después preservarlas, siempre que la patología lo permita. Para detectar las áreas funcionales se hace una craneotomía y se explora la superficie cerebral con estimulación eléctrica. En el caso de las áreas encargadas del lenguaje, el paciente está despierto durante la intervención y se le practican una serie de tests durante la electroestimulación para localizar con precisión los puntos específicos de cada lengua que habla. Una vez detectados, se marcan con etiquetas. En el caso del movimiento, la función se puede identificar con la técnica de monitorización neurofisiológica intraoperatoria, con el paciente dormido.
"La ventaja de identificar claramente las áreas funcionales es que puedes hacer mejor la resección del tumor", explica el Dr. Andreu Gabarrós, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario de Bellvitge. "Si no se utilizan bien este tipo de técnicas, cuando el tumor está próximo a un área muy funcional, la resección puede quedar incompleta u ocasionar un déficit neurológico postquirúrgico". La información que proporciona el mapping intraoperatorio se complementa con pruebas preoperatorias (resonancia magnética funcional, reconstrucción de fibras en DTI) y se integra en un sistema de navegación que asiste al neurocirujano en el quirófano. El proceso es claramente multidisciplinar y requiere la presencia de profesionales de Neurocirugía, Neurorradiología, Neurofisiología, Anestesia y Reanimación y Neuropsicología Clínica.
El Hospital Universitario de Bellvitge realiza una treintena de intervenciones anuales con la técnica del mapping. En las operaciones con pacientes despiertos, aunque los afectados no lo refieren lógicamente como una experiencia agradable, la mayoría (86'6%) accederían a repetir el procedimiento si fuera necesario.