Éstos reclaman el tratamiento adecuado para prevenir ictus y embolia en pacientes con arritmias.
Los antagonistas de la vitamina K (generalmente sintrom) han sido durante décadas la única opción disponible para la terapia anticoagulante oral en la prevención de las complicaciones tromboembólicas de la fibrilación auricular, logrando un buen control de la anticoagulación solo en el 60% de los casos. Afortunadamente a día de hoy ...
Los antagonistas de la vitamina K (generalmente sintrom) han sido durante décadas la única opción disponible para la terapia anticoagulante oral en la prevención de las complicaciones tromboembólicas de la fibrilación auricular, logrando un buen control de la anticoagulación solo en el 60% de los casos.
Afortunadamente a día de hoy existen alternativas para este tipo de pacientes gracias a la aparición de los nuevos anticoagulantes orales de acción directa (dabigatran, rivaroxaban, apixaban y edoxaban) que no requieren monitorización del paciente y han logrado mejorar la prevención del ictus y de la embolia sistémica (complicaciones que se dan cinco veces más en estos pacientes que en la población general) con un mejor perfil de seguridad. Se trata, pues, de unos beneficios nada desdeñables para el 8,5% de la población mayor de 60 años que sufre fibrilación auricular en España (unas 912.000 personas).
El uso de estos fármacos en nuestro país, está determinado sin embargo por el informe de posicionamiento terapéutico (IPT) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI), que aprobó la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) en mayo de este año. La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), disconformes con el informe que desoye las numerosas evidencias científicas (como el estudio ENSURE publicado en The Lancet o las nuevas guías de la European Society of Cardiology en fibrilación auricular) propusieron en un documento de consenso, primero la retirada del visado para la prescripción de estos fármacos y de no aceptarse la modificación del IPT en siete puntos clave. Y es que hay que tener en cuenta que se pierde un tiempo clave, con posibles consecuencias en el pronóstico en la solicitud administrativa mediante visado de la aprobación de la prescripción de estos fármacos.
Dicho documento de posicionamiento, publicado en Revista Española de Cardiología ha sido además ratificado por las sociedades de Medicina Familiar, Hemostasia y Trombosis, Neurología y Emergencias. Con estos cambios, se estima que la utilización de los nuevos anticoagulantes se incrementaría hasta el 30%, y la seguridad y eficacia que supondría para los pacientes redundaría en coste-eficacia para el sistema sanitario. Pese a todo ello, el MSSSI solo ha contemplado en el nuevo IPT publicado este mes de noviembre una de las peticiones de la SEC, SEMI y sociedades científicas adscritas: la utilización de la nueva escala de estratificación del riesgo embólico (CHA2DS2-VASc en lugar de CHADS2) aceptada por la comunidad científica.
Desde la Sociedad Española de Cardiología, tal y como apunta su secretario general, el Dr. Ignacio Fernández Lozano, se considera que, “este informe de posicionamiento terapéutico se nos presenta como `nuevo´ estando ya `caducado´. Desde mayo se han hecho públicos estudios que demuestran una y otra vez la necesidad de cambiar este posicionamiento, pero el Ministerio no los ha tenido en cuenta. Este tema ha tenido un tratamiento político y no sanitario”.
La SEC, además, denuncia una incontestable situación de inequidad respecto al acceso a los nuevos anticoagulantes entre los pacientes con fibrilación auricular respecto a otros países e incluso dentro de España. “Estamos a la cola de Europa en anticoagulación”, asegura Fernández Lozano.