Ángel Ruiz, médico de familia y experto en gestión sanitaria: "Es increíble que los países de la UE hayan aceptado que se le quiten los datos, que son el petróleo del siglo XXI"

A mediados de marzo la Unión Europea anunciaba que el Parlamento y el Consejo habían alcanzado finalmente un acuerdo sobre el Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EEDS), un reglamento pendiente de aprobación final cuyo objetivo es facilitar el intercambio de datos sanitarios y el acceso a estos por parte de los pacientes, permitiendo al mismo tiempo la reutilización de determinados datos con fines de interés público y de investigación científica.

Sin embargo, con motivo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, la Asociación de Acceso Justo al Medicamento (AAJM), ha alertado del riesgo de acceso a información sensible de la población europea a través del EEDS y considera que es prioritario garantizar la seguridad y la privacidad de dichos datos. Así lo ha defendido en una sesión online con expertos llevada a cabo este martes 7 de mayo.

Nicolas González Casares , eurodiputado del PSOE , ha estado presente en la negociación sobre la nueva regulación de los datos sanitarios en Europa, y asegura de primera mano que fue "muy compleja, tanto en lo político como en lo técnico y todas sus fases".

"Desde nuestro grupo político, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, hemos intentado encontrar soluciones prácticas que den acceso a los datos, pero siempre asegurando una protección acorde con los estrictos estándares comunitarios", afirma.

En cuanto al uso secundario de los datos para investigación, que es uno de los elementos más complejos, destaca que el Consejo ha sido muy rígido. "Digamos que la mayoría de los estados tenían claro que había un problema de recursos, es decir, esta interoperabilidad de datos necesita inversión y hay estados que no parecen muy dispuestos a comprometerse en la inversión de recursos para montar un sistema que quedaba sesgado por darle la posibilidad a los pacientes de retirar sus datos". Por eso, indica que desde un principio se descartó un posible mecanismo en el que los ciudadanos den su consentimiento expreso para que sus datos anonimizados pudieran ser incluidos en la base de datos.

No obstante, prosigue el socialista, "la propuesta de la CE no lo incluía, y eso era inaceptable para el Parlamento". Por ello, "se ha trabajado en que los datos se incluyan automáticamente, pero que las personas tengan derecho a solicitar su retirada. Eso sí, la única opción factible sería aquella en que cada persona puede elegir todos sus datos en bloque para su uso secundario, no parte de ello, porque eso sería ingestionable".

Aún así, aclara González que el Consejo estableció algunas excepciones de interés público para limitarlo. Y hubo que ceder, porque si no, no hubiera habido acuerdo. "Dicho acuerdo fue ratificado en el pleno de abril, pero eso es solo el inicio. La implementación va a ser cara y complicada, especialmente teniendo en cuenta los niveles de digitalización completamente dispares entre los 27 estados miembros", admite el eurodiputado.

"Neoliberalismo en la salud"

Bastante más escéptica se mostró Soledad Cabezón , exeurodiputada y vocal de la Junta Directiva de la AAJM, quien llegó a expresar el desconcierto que le genera el EEDS. "Es probable que por los costes y por la propia oposición de los estados miembros no se desarrollo en su totalidad, pero sí se va a llevar a cabo por el interés económico que genera desde el ámbito privado. Además, el reglamento es de obligado cumplimiento, por lo que no nos vamos a poder oponer salvo que los países busquen algún escollo a esa transferencia de datos".

La experta deja claro que el valor de explotar los datos es incalculable. Lo que cuestiona es el cómo se hace. Recuerda, al respecto, que laUNESCO, en el año 2017, ya planteó los retos que genera esta iniciativa: autonomía, privacidad y justicia social. "A mi modo de ver, es también lo que debería englobar el reglamento, pero sobre todo la parte de justicia social, no está reflejado". "En los diferentes tratados universales no solo se recoge el derecho fundamental a la salud, sino también el acceso a lo que genera la investigación. Y en el reglamento no hay ningún mecanismo que articule que el resultado de la explotación de esos datos va a llegar a la población. Es decir, simplemente nos conformamos con que se justifique en base a generar mayor conocimiento, pero no contempla el fin social de que ese conocimiento llegue a la sociedad", lamenta.

En su opinión, "es la mayor usurpación que puede haber en los sistemas sanitarios públicos", en tanto que "se trata de una descapitalización tremenda, pues se basa en una cesión altruista al sector de los datos sanitarios que hemos ido generando durante décadas con los impuestos y la solidaridad de toda la sociedad Solo por el supuesto de que genera conocimiento, sin más. Y por el interés económico al fin y al cabo. Interés económico que no se reparte, lo explotará fundamentalmente la industria farmacéutica. Es una concepción neoliberal de la salud", reflexiona.

Los mismos términos utiliza Ángel Ruiz Téllez , médico de familia, experto en sistemas de información, fabrico software de historias clínicas en AP y director de la consultora especializada en gestión sanitaria Concepto y Metodología en la Atención Primaria (CYMAP), en cuya intervención desmonta ciertos mitos. "Está claro que se trata de la desregulación del neoliberalismo. Simplemente. Lo que se busca en esta situación, de alguna manera, es perder toda la capacidad de los servicios públicos y de defender los derechos sociales. No tiene nada de nuevo, es una concepción del neoliberalismo. Pero es increíble que los países hayan aceptado que se le quiten los datos, porque realmente son el petróleo del siglo XXI", plantea el experto.

En el caso de España, hace hincapié en que "somos el país de Europa que posiblemente tenemos más desarrollada la informatización. Por tanto, podríamos haber sido nosotros los pioneros de todo esto. Tenemos todos los servicios públicos informatizados. ¿Pero qué ha ocurrido? Que los médicos y los pacientes no tenemos datos, porque se ha hecho un secuestro de la información. ¿Por qué tenemos tanto irrelevancia los médicos españoles, cuando posiblemente disponemos del mejor sistema informático de Europa? Porque hemos perdido el control. Por ejemplo, los médicos franceses están todavía muy lejos de esto. Allí es Dios, no tiene que rendirle cuentas a nadie. Sin embargo, nosotros hemos cedido y ahora el locked-out es prácticamente imposible" , denuncia Ruiz.

Asimismo, bajo su punto de vista, "la gran excusa" del EEDS, que es el tema del conocimiento, es falsa. "Hay un mito que se ha desmontado acerca de la necesidad de que la industria farmacéutica haga la mayor parte de la inversión sanitaria. Es mentira. El 90% de la I+D+i aparece de lo público, no hay tal ventaja de que esa información vaya a generar todo ese conocimiento". De hecho, "la EMA, hace ya unos años que ya no pertenece a sanidad, sino a industria. Y es que el volumen de dinero que genera la industria química es el número 1", agrega.

Para él, "es alucinante que los estados se hayan tragado esto y den gratis la información de todo el mundo". La situación, subraya, es muy grave, porque las ventajas desde el punto de la ciencia no son tales. "¿Quién gana en esto? Desde luego, los pacientes no. Ni los países, ni la sanidad pública. Ganan las empresas, porque el negocio de la salud es el número 1".

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