Publicidad
Publicidad

España suspende en la implantación de desfibriladores automáticos (DAI)

España está a la cola de Europa en número de desfibriladores automáticos (DAI). En 2015 sólo se implantaron 5.465 dispositivos, 554 más que el año anterior, debido principalmente a casos de cardiopatía isquémica.

13/12/2016

La conclusión de que España está a la cola de Europa en la implantación de estos dispositivos se deduce del Registro Español de Desfibrilador Automático Implantable (DAI), correspondiente a 2015, que fue realizado por la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y publicado por ...

La conclusión de que España está a la cola de Europa en la implantación de estos dispositivos se deduce del Registro Español de Desfibrilador Automático Implantable (DAI), correspondiente a 2015, que fue realizado por la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y publicado por la Revista Española de Cardiología (REC), en su número de diciembre. Allí se recoge que el nuevo Registro Español de Marcapasos de 2015, a cargo de la Sección de Estimulación Cardiaca de la SEC, detectó un aumento del 5% en su uso respecto a 2014, debido al progresivo envejecimiento de la población.

Por primera vez este registro contabilizó el implante de marcapasos sin cables, que aún es muy incipiente en España, ya que se pusieron un total de 77 unidades, solo en 9 comunidades autónomas. El número de implantes de desfibriladores automáticos (DAI), así como el de marcapasos, está aumentando en España de forma paulatina, tanto por el envejecimiento progresivo de la población como por la tendencia de recuperación económica. Como explicó el doctor Ignacio Fernández-Lozano, secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el país continúa a la cola de la Unión Europea, siendo el último en número de implantación de estos dispositivos. En el otro extremo se encuentra Alemania, con 576 implantes por millón de habitantes al año, frente a los 118 por millón de España.

Durante el último año registrado, la cantidad de implantes comunicados fue de 5.465 (con el 85% del total de implantes estimado), lo que equivalió a una tasa de 118 por millón. Esta cifra supuso un aumento respecto a los dos años anteriores, en los que se implantaron 4.772 y 4.911 DAI, respectivamente. La mayoría de los implantes, casi un 83%, se realizaron en varones, y en gran parte de los casos se debía a cardiopatía isquémica. Asimismo, como explicó el doctor Javier Alzueta, primer firmante del registro, también se observaron diferencias entre comunidades autónomas, siendo el Principado de Asturias (167), Extremadura (160), Castilla y León (142), Cantabria (137), Comunidad Valenciana (136), Aragón (136), Comunidad de Madrid (130), Castilla La Mancha (129) y Galicia (127) las regiones situadas por encima de la media nacional. Estos datos no se corresponden con el nivel de renta de cada comunidad, ni tampoco con la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, insuficiencia cardiaca y cardiopatía isquémica en las mismas.

Uno de los frenos a su implantación es que hay pocas indicaciones para este tipo de implantes a nivel médico, y el coste actual de esta tecnología es aún muy superior al de un marcapasos monocameral convencional. Sin embargo, se estima que su empleo irá en aumento a medida que nuevos estudios realizados a largo plazo vayan corroborando las tasas de eficacia y seguridad.

Como explicó la doctora Marta Pombo, primera firmante del artículo publicado en REC, durante 2015 se utilizaron 820 marcapasos convencionales y 73 dispositivos de resincronización por cada millón de habitantes respectivamente, con una media de edad de 77,7 años. Algo más de la mitad de los dispositivos se implantan en mayores de 80 años. El consumo de generadores fue mayor en los varones (58,2% frente a 41,8%), tanto en primeros implantes como en recambios. “En comparación con el año 2014, se incrementó la cifra de marcapasos un 5%, concretamente 36 más por millón de habitantes, una tendencia que ha crecido más que en años anteriores y que puede deberse principalmente al envejecimiento de la población, así como a la progresiva recuperación económica”, en palabras de la doctora Pombo.

En comparación con el uso de marcapasos en otros países, España también está por debajo de la media de la Unión Europea (954 unidades/millón), que puede vincularse a un menor gasto sanitario per cápita que en países del entorno, como Francia, Bélgica o Alemania, y a otros motivos diferentes de los económicos como falta de recursos o programas de formación, o menor incidencia de las enfermedades para las que se indica el implante y bajas tasas de derivación. También se observa disparidad en la incidencia de implantes entre CCAA, “probablemente por las diferencias en la edad poblacional, o en las estructuras sanitarias que implican diferencias en la densidad de unidades de arritmias y unidades de insuficiencia cardiaca”. Es interesante señalar que, aunque la estimulación bicameral es predominante, en alrededor del 20% de los casos se implanta marcapasos monocameral ventricular, pese a encontrarse el paciente en ritmo sinusal. Por tanto, en ese grupo  de pacientes podría optimizarse el modo de estimulación. Los pacientes mayores de 80 años son los que menos se benefician del mantenimiento de la sincronía aurículo-ventricular. “En general los datos obtenidos en el Registro de 2015 referentes al número de marcapasos implantados en España mantienen la tendencia de los datos publicados en los últimos años, y es esperable un incremento progresivo en años venideros debido al aumento en la esperanza de vida en nuestra población. Hay que tener en cuenta que la causa principal de implante de marcapasos es la fibrosis/degeneración del sistema de conducción, trastorno propio de la edad avanzada. Aunque consideramos que la información aportada por Registro es representativa de la actividad de estimulación llevada a cabo en nuestro país, debe mejorar la calidad en la recogida y la interpretación de los datos”, según concluyó la doctora Pombo.

Pie de foto:  El doctor Andrés Íniguez, presidente de la SEC, en imagen de archivo

Publicidad
Publicidad