Hacer el amor con más frecuencia mejora la calidad del ADN de los espermatozoides, "que es peor en los hombres que eyaculan poco", según el doctor Jan Tesarik, especialista en fertilidad humana. Cuando se cumple medio siglo del movimiento Flower Power, que universalizó el eslogan "Haz el amor no la ...
Hacer el amor con más frecuencia mejora la calidad del ADN de los espermatozoides, "que es peor en los hombres que eyaculan poco", según el doctor Jan Tesarik, especialista en fertilidad humana. Cuando se cumple medio siglo del movimiento Flower Power, que universalizó el eslogan "Haz el amor no la guerra" y dio un último impulso a la generación del Baby Boom, la ciencia confirma que la frecuencia sexual mejora la fertilidad.
El equipo de expertos de la Clínica MARGen de Granada, dirigido por Jan Tesarik ha publicado recientemente un artículo científico en la revista especializada Translational Andrology and Urology, en el que revisan todos los métodos del diagnóstico y del tratamiento del daño al ADN de los espermatozoides disponibles en la actualidad y elaboran un algoritmo del uso de cada uno de ellos según la gravedad del daño y la situación general de la pareja infértil, tomando en cuenta también la condición de la mujer.
Según Tesarik, desde hace años se publican artículos científicos que alertan sobre el deterioro de la calidad de los espermatozoides. Sin embargo, esta conclusión necesitaría un estudio realizado en un periodo de tiempo suficientemente largo, sobre hombres de la misma edad, elegidos aleatoriamente y no condicionados por factores externos (como por ejemplo problemas de fertilidad) y utilizando los mismos métodos de análisis.
Esta combinación de requisitos no se da en la práctica ya que, normalmente, la calidad de los espermatozoides se analiza en casos de problemas de fertilidad, la edad media de pacientes cambia con el tiempo y los métodos de análisis evolucionan.
Estudio
Sin embargo, si se pueden comparar determinadas características que influyen en la calidad de los espermatozoides, como es la integridad del ADN. El equipo del doctor Tesarik ha recogido y evaluado sistemáticamente y desde hace más de 20 años el ADN de los espermatozoides de pacientes con problemas de fertilidad, "y los datos demuestran que hoy los hombres de la misma edad sufren más daño en el ADN de los espermatozoides que los de hace hace 20 años. Se trata de un deterioro progresivo, lento pero evidente".
Múltiples factores
El daño del ADN de los espermatozoides tiene un origen multifactorial. Tiende a ser más alto en fumadores y en hombres expuestos profesionalmente a diferentes substancias tóxicas. También se deriva de las condiciones ambientales, como la contaminación del aire, agua y alimentos, el consumo de alcohol y drogas, la temperatura testicular elevada, varias patologías como la criptorquidia, varicocele, procesos inflamatorios o infección del tracto genital, cáncer, episodios febriles y estrés, entre otros. Hábitos personales aparentemente irrelevantes, como el uso regular de baños calientes o de la sauna, la ropa ajustada y práctica de ciertos deportes, pueden también contribuir al deterioro.
Hay cosas que todos los hombres pueden hacer para mejorar el ADN de sus espermatozoides, como estresarse menos, comer alimentos ricos en vitamina C u otros antioxidantes y hacer el amor con más frecuencia, "ya que está demostrado que la calidad del ADN de los espermatozoides es peor en hombres que eyaculan poco. Un buen consejo para el periodo de vacaciones", añade Tesarik.
Además de estos métodos "naturales", que no son suficientes en todos los casos, existen tratamientos médicos de diferentes categorías, desde tratamientos orales hasta el recurso a técnicas de reproducción asistida. "Con los métodos actualmente disponibles –concluye Tesarik- es posible tener un hijo en la gran mayoría de los casos con el ADN de los espermatozoides dañado, sin o con el recurso a la reproducción asistida" concluye Tesarik.
Aunque no existe un consenso general, diferentes estudios aseguran que la fragmentación del ADN de los espermatozoides puede reducir la fertilidad de los hombres, provocar abortos en embarazos y generar problemas de salud en los recién nacidos. La mayor o menor incidencia de estas variables está relacionada con los genes afectados por la fragmentación, de manera que en unos casos puede tener consecuencias negativas y en otros ninguna.