Investigadores de la Universidad de Alberta han descubierto que una inyección de condroitinasa (Ch) ABC a los 28 días de un ictus mejora significativamente la recuperación física en ratas. El hallazgo constituye evidencia real de que es posible mejorar las discapacidades físicas permanentes, como la parálisis o a dificultad en ...
Investigadores de la Universidad de Alberta han descubierto que una inyección de condroitinasa (Ch) ABC a los 28 días de un ictus mejora significativamente la recuperación física en ratas. El hallazgo constituye evidencia real de que es posible mejorar las discapacidades físicas permanentes, como la parálisis o a dificultad en el control del movimiento, afirma Ian Winship, director del estudio.
La ChABC actúa sobre componentes que rodean las células del sistema nervioso, los cuales evitan que éstas vuelvan a reconectarse tras una lesión. También bloquea la inhibición del crecimiento, permitiendo el establecimiento de nuevas conexiones entre zonas no afectadas del cerebro y las redes motoras espinales. Aunque por sí sola la ChABC mejoró moderadamente las deficiencias sensorimotoras, en combinación con la terapia rehabilitadora resultó en un mayor beneficio, ya que los animales consiguieron llevar a cabo tareas con eficiencia similar a la mostrada antes del ictus.
En palabras de los investigadores, la ChABC elimina las limitaciones de la rehabilitación. El principal obstáculo para su aplicación en humanos es el reducido radio y período de acción de la ChABC. Además de la mayor longitud de la médula espinal, los humanos se diferencian de las ratas en que el tiempo de recuperación es mayor, lo que requeriría múltiples inyecciones, con el consecuente aumento de riesgo de lesiones e infecciones.