Un 45% de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) tardan más de un año en ser diagnosticados, y un 17% lo hace más de cinco años. Y es que los primeros síntomas más comunes asociados a esta enfermedad son el dolor abdominal, la diarrea o la sensación de cansancio ...
Un 45% de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) tardan más de un año en ser diagnosticados, y un 17% lo hace más de cinco años. Y es que los primeros síntomas más comunes asociados a esta enfermedad son el dolor abdominal, la diarrea o la sensación de cansancio permanente lo que dificulta la primera valoración del paciente que recibe en Atención Primaria. Si bien, en los últimos años se han producido avances en los métodos diagnósticos de la EII, lo expertos coinciden que reducir el tiempo medio de diagnóstico sigue siendo uno de los principales retos para el sistema y consideran clave la necesidad de formar a los médicos de Familia y agilizar el proceso de derivación.
El 19 de mayo se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, que afecta a entre 84.000 y 120.000 españoles, según se recoge el libro blanco "Enfermedad Inflamatoria Intestinal: situación actual y retos asistenciales". Tal y como precisa el mismo documento, pese a que resulte difícil precisar las cifras, a falta de un registro oficial, los expertos coinciden en que se prevé que la prevalencia aumente durante los próximos años.
La EII es un proceso inflamatorio mediante el cual el sistema inmunitario ataca tejidos del tubo digestivo, provocando lesiones de distinta gravedad, cuyas afecciones con mayor incidencia y prevalencia son la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn.
En palabras de Jaime Rivas Bardavío, director de Relaciones Institucionales, Gestión Sanitaria, Relaciones con Pacientes y Comunicación en Takeda Iberia, "la compañía lleva muchos años comprometida con la salud de estos pacientes", y "ha dedicado importantes esfuerzos en investigación, utilizando tecnología de vanguardia, en el desarrollo de nuevos medicamentos que cubran necesidades no cubiertas de estos pacientes, y ha apostado por generar conocimiento sobre el manejo de la enfermedad en el sistema, lo que le ha llevado a colaborar con los principales agentes clave (médicos, investigadores, enfermería y pacientes) tanto en la identificación de carencias como en el diseño de estrategias para atender estas necesidades identificadas".
El bienestar emocional de los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) puede verse afectado debido a las dificultades a las que se enfrentan en su día a día, a causa de los síntomas y las consecuencias de su patología. De hecho, se estima que el 75% de estos pacientes se han sentido deprimidos en algún momento durante el transcurso de la enfermedad. Y es que el estrés, los hábitos de vida o el cansancio derivado de la enfermedad, pueden tener como resultado una disminución de la calidad de vida de estas personas.
A menudo estos pacientes se ven afectados emocionalmente por el sentimiento de incomprensión, la imprevisibilidad de los brotes, la necesidad de tener un baño cerca de forma permanente, el miedo a las hospitalizaciones y cirugías, el riesgo de complicaciones y el pudor asociado a la EII. Estos factores impactan negativamente en la calidad de vida del paciente y generan repercusiones en su vida personal1. Para abordar esta faceta, el apoyo emocional resulta fundamental.
La mayoría de pacientes que cuentan con apoyos específicos, en ocasiones pacientes expertos, que les brindan apoyo emocional se sienten agradecidos por tener una persona que escuche sus preocupaciones, dificultades y miedos, que entienda su enfermedad y no les juzgue. Este apoyo continuo les permite, en el marco de un proceso, que los pacientes con EII puedan ir marcándose pequeños objetivos e ir trabajando las competencias que les acerquen a dichas metas.
"Takeda tiene como prioridad colocar al paciente en el centro. Creemos que es clave entender que la persona que padece EII debe ser la principal protagonista, por lo que, además, consideramos que no se deben descuidar el aspecto social y la situación emocional derivados de la enfermedad", concluye Rivas Bardavío.