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"Se debe facilitar el acceso de los pacientes a las terapias biológicas"

El tratamiento actual para la artritis reumatoide es “razonablemente eficaz, sobre todo cuando el diagnóstico es precoz”. Así lo asegura el reumatólogo y presidente emérito de la Sociedad Española de Reumatología, José Vicente Moreno Muelas. Sin embargo, también apuesta por uno de los principales avances en torno al tratamiento de esta patología: los biosimilares.

29/05/2018

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que cursa con dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad articular, y afecta especialmente a las articulaciones más móviles, como las de las manos y los pies, así como muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. Según José Vicente Moreno Muelas, especialista ...

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que cursa con dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad articular, y afecta especialmente a las articulaciones más móviles, como las de las manos y los pies, así como muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. Según José Vicente Moreno Muelas, especialista en Reumatología y médico adjunto del Servicio de Reumatología del Hospital Vall d´Hebrón de Barcelona, actualmente afecta a entre un 0,5 y 1% de la población, y es una enfermedad en la que "el sistema inmunitario, que tendría que defendernos de agresiones externas, deja de reconocer como propios algunos componentes del organismo, articulaciones y otros órganos, y dirige contra ellos las armas que utilizaría contra extraños". Ello da lugar a graves lesiones, empezando por la inflamación de las articulaciones y tejidos circundantes, a la que en ocasiones sigue "una afectación extraarticular que daña órganos y sistemas como el pulmón, el corazón y el riñón, convirtiéndola en una enfermedad sistémica", refiere Moreno Muelas.

Si no se controla con un tratamiento adecuado, explica el doctor que puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación, lo cual "conduce a su deformidad progresiva, a la pérdida de la capacidad para realizar las tareas de la vida cotidiana y a un deterioro de la calidad y de la expectativa de vida".

Predisposición en los genes

Actualmente las causas de la aparición de la artritis reumatoide siguen siendo desconocidas, por lo que no es posible prever su aparición de manera eficaz. "Lo que sí sabemos es que parece existir un componente de predisposición genética sobre el que actúan factores externos que ponen en marcha la respuesta inflamatoria", recalca el experto. Entre esos factores se encuentran el tabaco y la obesidad. En opinión del doctor, "el tabaco hace que determinadas células se alteren y sean atacadas por el sistema inmune al no ser reconocidas como propias, dando lugar al inicio de la enfermedad". En cuanto a la obesidad, no actúa tanto como detonante como agravatoria de la enfermedad. Al respecto dice Moreno Muelas que ésta "suma a la alteración inmunológica propia de la enfermedad el efecto de las citoquinas proinflamatorias que se producen en los adipocitos". Así pues, mantener el peso adecuado y, sobre todo, dejar de fumar son dos consejos principales que el doctor recomienda.

Si bien buscar la causa parece por el momento dificultoso, diagnosticar la enfermedad es algo más sencillo para el facultativo. Se suele hacer cuando aparece dolor que no cede con el reposo e hinchazón articular, generalmente simétrica, sobre todo en manos, muñecas y rodillas. Además, añade Moreno Muelas que hay un "entumecimiento matutino en las manos y alteraciones de la analítica, como aceleración de la velocidad de sedimentación globular y la proteína C reactiva y positividad del factor reumatoide y anticuerpos antipéptidos citrulinado, entre otros".

El `boom´ de las terapias biológicas

Respecto a los progresos en la investigación de la enfermedad, el experto subraya la importancia de las terapias biológicas que se vienen desarrollando desde finales del siglo XX. "Se dirigen contra mediadores específicos de la inflamación, como determinadas células o citoquinas, el TNF alfa, las interleukinas, etc., con varios fármacos que ya existen en el mercado o están próximos a aparecer o en desarrollo", explica. Para él, la llegada de los biosimilares es un gran avance en el ámbito del tratamiento. Actualmente, el tratamiento es razonablemente eficaz, especialmente cuando el diagnóstico es precoz, "dado que las lesiones que se producen ya no tienen marcha atrás, pero los fármacos biológicos versionan a otros ya existentes, conteniendo su mismo principio activo, de igual calidad seguridad y eficacia y menor precio, por lo que se debe facilitar el acceso de los pacientes a estas terapias", recalca el doctor. Añade que también están próximos a comercializarse los inhibidores de las vías JAK de comunicación intracelular, fármacos químicos de eficacia similar a los biológicos.

Por otra parte, también en este ámbito de I+D, señala el experto que hay estudios encaminados a conocer mejor la función de los linfocitos T reguladores, que modulan la actuación de otras células del sistema inmune, y su relación con los niveles de inteleukina 2, una citoquina que "comunica" a las células inmunitarias entre sí. "Es un campo de trabajo prometedor, pero es muy pronto para aventurar su repercusión en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes". Como reto final, lo tiene claro: "la remisión completa de la enfermedad (la curación es mucho más difícil), e identificar los marcadores que nos permitan saber qué personas todavía sanas se encuentran en fase de pre-artritis y van a desarrollar la enfermedad, en cuyo caso podríamos tratarlas y la artritis no se llegaría a desarrollar". Asegura que este paso es extremadamente importante porque cuando la artritis ya ha comenzado, no es posible curarla, aunque sí contener su curso en la mayoría de los casos. Sin embargo, "cuando se consiga identificar a las personas que la van a padecer, sencillamente no desarrollarán la enfermedad".

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