Una de las novedades del 83 Congreso Nacional de Urología ha sido la celebración de desayunos con especialistas reconocidos en la materia con grupos reducidos de congresistas. Este viernes, Patricia Ramírez, adjunta en el Servicio de Urología del Hospital Puerta de Hierro (Madrid), presentó a Richard Gaston, cirujano oncológico que ...
Una de las novedades del 83 Congreso Nacional de Urología ha sido la celebración de desayunos con especialistas reconocidos en la materia con grupos reducidos de congresistas. Este viernes, Patricia Ramírez, adjunta en el Servicio de Urología del Hospital Puerta de Hierro (Madrid), presentó a Richard Gaston, cirujano oncológico que compagina su trabajo en la Clínica San Agustín en Burdeos (Francia) con sesiones quirúrgicas todos los meses desde hace más de ocho años en el Instituto de Urología Avanzada (ICUA) de la Clínica CEMTRO de Madrid, quien aclaró las dudas de los presentes sobre la cirugía robótica.
Alabó que, en 2018, cuando se opera un cáncer de próstata, se conoce la repartición de la biopsia, la imagen del cáncer, con la resonancia magnética. "Con ella, vemos la imagen principal en el 60% de los casos. Podemos hacer una prostatectomía a la carta. No hay una técnica única. Podemos hacer extrafacial, intrafacial, etcétera. La técnica única va a desaparecer", vaticinó. Destacó que, cuando hay un riesgo bajo o intermedio, es el mejor tratamiento que se conoce ahora. Recordó que funcionalmente hay que mejorar y que eso se hace con un mejor conocimiento de la anatomía y del tumor.
Momento del coloquio ´Desayunando con...´.
Si el caso es un bajo riesgo, a Gaston le gusta comprobar que la resonancia no ve nada en otras partes de la próstata. "El urólogo depende del radiólogo para ver dónde está el tumor", indicó. "Hace diez años que hacemos biopsia por fusión. Vamos a hablar en el futuro de otro sistema de imágenes, de sistema que se llama Exact Visión. Con él, con sondas de 29 megas, disponemos de una visión de la próstata increíble. Pienso que hay que contar con este sistema. Tenemos cinco o seis en Francia. Personalmente, estoy abandonando un poco la fusión. Esto da más autonomía al urólogo", añadió. El avance de este sistema es que se ve el tejido normal. Hizo hincapié en que precisamente "el problema mayor del cáncer de próstata son las imágenes". Por eso, por ahora, la terapia focal le parece un sueño. "Cuando tengamos imágenes más precisas, es posible. Algún día abandonaremos la prostatectomía radical", predijo.
No ha intentado una prostatectomía parcial. Opinó que sería menos agresiva una hemiablación. Advirtió de que ha operado recientemente a diez enfermos después de una terapia focal y que la cirugía de rescate es "terrible". Ha intervenido a un paciente muy joven, de 33 años, tratado por una terapia focal en el lóbulo derecho y después el PSA subió y había más tumor en el izquierdo. Puntualizó que, en la mayoría de los casos de prostatectomía radical tras radioterapia, se puede sacar bien la próstata. Lo que es más difícil es una redención de la próstata muy amplia y después rayos.
Richard Gaston.
Le preguntaron por la conservación de las vesículas seminales en las prostatectomías radicales. Contó que el doctor Studer estuvo diez días en la Clínica San Agustín con él para ver qué podían hacer con la robótica, para comprobar si existían diferencias entre la cirugía abierta y la robótica. "Me dijo que el futuro era claramente la robótica, pero que hay que conocer el nuevo campo anatómico. El tamaño de los detalles es más pequeño. Cuando hemos disecado próstata y vejiga, se identifican claramente dónde estaban los nervios y podemos conservar más. Para ello, no hay que hacer tracciones. En la mayoría de los casos, no sirve para nada el sacar las vesículas seminales", declaró. Cuando lo hacen, es para ver si no hay una invasión del tumor en ellas.
"Cuando hay un riesgo bajo o un riesgo medio, podemos dejar la vesícula seminal", afirmó. Lleva ocho años dejándola y no tiene ningún ejemplo de recurrencia a nivel de vesícula seminal. "Las sacamos porque es más fácil. Pero, cuando disecamos la vesícula seminal, realizamos una tracción, disecamos su muro externo y hacemos un poco de traumatismo. Es mucho más difícil el empezar la operación en la base de la vesícula seminal", aclaró. De la literatura, señaló que hay pocos artículos que hablan de pocos resultados oncológicos cuando la dejan. Si bien, comentó que hay un artículo que dice que no hay diferencias sobre la continencia y sobre la potencia sexual.
"Dejo la vesícula en un 80% de los casos. Estoy seguro de que hacemos menos traumatismo, y es más fácil reconocer la morfología de la bandeleta cuando dejamos la vesícula seminal", manifestó. Se mostró seguro de que no hay riesgo oncológico en la mayoría de los casos al dejar la vesícula seminal y de que funcionalmente puede ayudar. De acuerdo con sus palabras, ha efectuado más de 1.000 intervenciones dejando las vesículas seminales. En su centro, han efectuado un realizadode cistoprostatectomía. "Cuando la hago, dejo el muro externo de la vesícula seminal. Me gusta mucho empezar a nivel del cuello. En 40 casos, he cortado el implante de la vesícula seminal a nivel de la próstata. He sacado la vejiga y la próstata sin tocar nada la vesícula seminal. Esos 40 enfermos tienen una función eréctil 100% normal, y mejor que con la prostatectomía sola. Esto es curioso. Cuando hacemos una prostatectomía, hay que pensar en la distribución de los nervios, especialmente a la base de la próstata", explicó. Reconoció que ha aprendido bastante con los cirujanos abiertos y que ha cambiado poco a poco la disección de las bandeletas para tener una mejor visión de la morfología lateralmente.
FOTO PRINCIPAL: De izda. a dcha.: Richard Gaston y Patricia Ramírez.