Como se deduce de las gráficas anejas aportadas por la firma IQVIA, y el siguiente análisis discursivo, la Hematología aplicada al cáncer es ya uno de los principales canales de innovación que impulsan la Oncología. Los tumores hematológicos malignos, que afectan a la sangre, la médula ósea y los órganos ...
Como se deduce de las gráficas anejas aportadas por la firma IQVIA, y el siguiente análisis discursivo, la Hematología aplicada al cáncer es ya uno de los principales canales de innovación que impulsan la Oncología. Los tumores hematológicos malignos, que afectan a la sangre, la médula ósea y los órganos linfoides, se acercan al 10% de todos los cánceres. Con hemopatías como las leucemias, los linfomas y los mielomas, que globalmente representan supervivencias que superan el 50% de los casos, frente a las altas mortalidades de hace solo unas décadas.
Patologías que, en conjunto, son el tipo más frecuente de cáncer y la segunda causa de fallecimiento por neoplasias. Siendo la oncología un área de la medicina que tuvo una incidencia de 228.482 nuevos casos en España, durante 2017, con tumores de pulmón, mama, colorrecto, próstata, estómago e hígado. Siendo los tumores, especialmente hematológicos, una importante causa de muerte en la franja de población de 1 a 14 años de edad (28,4%).
El mercado oncológico total creció el 15% en valor anotado en euros en el MAT de marzo de 2018 y el 3% en volumen, con registro de unidosis de consumo hospitalario. Estos porcentajes permitieron hablar de más de 41,3 millones de unidosis valoradas en cerca de 2.331,5 millones de euros. Con lo que las terapias oncológicas siguieron impulsando un consumo hospitalario compuesto también por los tratamientos destinados a tratar el VIH y la hepatitis C; las terapias para las enfermedades autoinmunes (AIB) y, con reciente incremento, también para la Esclerosis Múltiple (EM).
Y es que la hematología trabaja para tener tratamientos cada vez más precoces, incluso en pacientes asintomáticos seleccionados antes de que se active la enfermedad, con técnicas de alta sensibilidad para detectar la presencia de enfermedad mínima residual, como seguimiento terapéutico, y junto al desarrollo e incorporación de fármacos progresivamente eficaces, entre los que las inmunoterapias son la punta de lanza innovadora.