El médico de familia y consultor freelance Steven Laitner, que ha implementado diversos e innovadores modelos de gestión de la demanda asistencial, fue el encargado de cerrar el programa de las X Jornadas Nacionales de SEDISA en Gijón con una conferencia sobre las claves que se deben identificar en un ...
El médico de familia y consultor freelance Steven Laitner, que ha implementado diversos e innovadores modelos de gestión de la demanda asistencial, fue el encargado de cerrar el programa de las X Jornadas Nacionales de SEDISA en Gijón con una conferencia sobre las claves que se deben identificar en un sistema de salud que aporte valor. De mano, situó los tiempos actuales en la tercera revolución de la asistencia sanitaria, que se centra en el inmenso conocimiento e información disponibles. "Antes superamos la revolución técnica y la primera había sido la de la representación empírica, pero es importante que entendamos que ahora nos encontramos en la revolución de los conocimientos", indicó, destacando que la asistencia sanitaria aumenta debido, entre otros motivos, al crecimiento del volumen y la intensidad de la actividad clínica. "Existe una tendencia en esta tercera revolución que es que, hasta ahora, la asistencia se centraba en el facultativo y no en el paciente, pero ahora hay más información y se le está dando más protagonismo", dijo.
Parafraseó, en este sentido, a Steve Jobs para recalcar que "lo más importante es que el punto de partida ha de ser la experiencia del usuario" e insistir en que es un error "que cometemos mirar solo a través de la lente del facultativo, del enfermero o del gerente, es una perspectiva importante, pero ha de ser a través de la mirada del paciente y de la del cuidador". Introdujo dos de las nuevas variables que se tienen que tener en cuenta en el sistema sanitario, como son los pacientes con más de una afección y entender a las personas con todas sus afecciones. Y, respecto al valor añadido, "sabemos que no siempre aportamos valor, que incluso algunos pacientes ni siquiera lo recibe", pero, en vista de que la atención sanitaria va a crecer en la próxima década en un 20%, consideró que ese valor será necesario para colmar la brecha entre necesidad y demanda. "Si conseguimos mejorar nuestros procesos podríamos mejorar la situación, pero está claro que habría que maximizar el valor: el valor personal teniendo en cuenta lo que le importa a cada individuo, el de la población en su conjunto y el valor técnico, optimizando el uso de recursos para conseguir los mejores resultados", indicó.
Recordó también que el valor parte de ser productivo y, en este sentido, "tenemos que pensar en la eficiencia, pero a veces el problema radica en que pensamos más en la intervención y no en el camino recorrido". Puso como ejemplo una artoplastia, en la que el valor sería todos los tratamientos previos que se le han aplicado al paciente hasta llegar a esta operación quirúrgica. "También es importante pensar en el valor que aporta al sujeto", dijo, explicando que, aunque el desenlace clínico sea positivo, quizá al paciente nadie le hubiera avisado de que no iba a poder arrodillarse. Aportó, para ahondar en este ejemplo, un dato: "La evidencia demuestra que la aceptación de las intervenciones se reduce en un 20% si los pacientes cuentan con apoyo o respaldo. Es decir, los pacientes son menos propensos al riesgo que los facultativos en general y la aceptación de las intervenciones quirúrgicas suele descender". Y, ante esto, lanzó una pregunta: "¿Se está invirtiendo sabiamente cuando hay gente que se opera y, en realidad, no hubiera querido o hubiera preferido otro tratamiento?"