Hasta que la ciencia no la ha vuelto a poner en primera orden, la alimentación había estado algo abandonada. O, por lo menos, así lo considera el profesor Javier Aranceta, que ha sido moderador de la mesa "Retos de la alimentación y nutrición en Atención Primaria", que se ha celebrado ...
Hasta que la ciencia no la ha vuelto a poner en primera orden, la alimentación había estado algo abandonada. O, por lo menos, así lo considera el profesor Javier Aranceta, que ha sido moderador de la mesa "Retos de la alimentación y nutrición en Atención Primaria", que se ha celebrado en el contexto del 40º Congreso Nacional SEMERGEN. Al principio de la misma, Aranceta ha expuesto a los presentes que "al menos el 40% de las causas de enfermar se debe a la alimentación". Por ello, tiene que ser indispensable, aunque parece que a veces no se tenga tan claro, es que "la alimentación puede ser un complemento en la terapia farmacológica". Y es que, según el profesor Aranceta, los médicos de AP no incluyen el consejo dietético en la prescripción, cosa que "se tiene que ir solucionando".
Ha mencionado, también, dos de los retos que presenta la nutrición a día de hoy: la nutrigenómica y el conocimiento de la microbiota, "retos que están todavía en el km 1". Por su parte, el catedrático Andreu Palou ha hecho una introducción a la nutrigenética y la alimentación de precisión en la asistencia sanitaria, no sin antes recordar que "los nuevos retos en nutrición son las enfermedades crónicas, responsables de más la mitad de las muertes del mundo y que están teniendo un impacto creciente en la salud y la economía". No obstante, la obesidad se ha triplicado en el mundo desde 1975, más de 1.900 millones de adultos padecen sobrepeso y hay más de 650 millones de personas obesas. "La obesidad puede prevenirse; y las nuevas tecnologías ómicas pueden tener un papel fundamental en el control y la prevención de la obesidad", ha afirmado Andreu Palou.
La nutrigenética y la nutrigenómica son las bases de la nutrición de precisión. "Podemos tener la información a través de las tecnologías ómicas con las que obtener miles de datos". Todo ello, permite llegar a crear una "nueva dimensión de la persona". Sin embargo, ello conlleva la necesidad de contar con "más herramientas matemáticas para llegar a conocer todo el sistema" y de equipos multidisciplinares. A renglón seguido, Andreu Palou ha puesto algunos ejemplos en los que la genética tiene un papel fundamental, pero sin olvidar que La clave está en "saber interpretar estos resultados que arrojan los test genéticos". De hecho, ha señalado que "se van conociendo ejemplos de interacciones de nutrientes o alimentos concretos con genes y variantes génicas individuales". Por todo ello, afirmar el catedrático Palou que "por ahora vemos solo cierta luz en determinadas enfermedades".
A continuación ha llegado el turno del médico de familia y miembro de los Grupos de Trabajo de Lípidos y Nutrición de SEMERGEN Vicente Pascual, quien ha hablado sobre dieta y riesgo cardiovascular. A lo largo de su exposición, el doctor ha dejado una cosa clara, y es que "hasta el momento nuestros consejos estaban basados en nutrientes. A partir de ahora, en nuestras recomendaciones es mejor no hablar de nutrientes y hablar de alimentos, cosa que cambia el paradigma". No hay que olvidar que un alimento tiene muchos nutrientes, y combinados quizá sí que son buenos.
Entonces, hay que hablar de patrones alimenticios. Y esto se ha puesto de manifiesto en un estudio realizado en España que ha comparado una dieta baja en grasas (estilo americano) y una mediterránea (enriquecida por frutos secos y aceite). "Se ha demostrado que la segunda, la mediterránea, reduce la morbimortalidad". En este punto, ha recordado Pascual que "las grasas no son todas iguales, por lo que nos tenemos que fijarnos más en la calidad que en la cantidad". Así, hay que recomendar grasas de calidad de las que tenemos evidencias, como nuestro aceite de oliva virgen. Además, se recomienda consumir 30 gr al día de frutos secos sin aceites vegetales añadidos ni sal; la ingesta de integrales va ligada un menor riesgo de infarto; mayor ingesta de legumbres, menor riesgo de enfermedad cardiovascular, al igual que con el consumo de frutas y verduras, "con las que hay mayor riqueza antioxidante en función de cuánta más variedad". El pescado, especialmente el azul, tiene una menor incidencia en el síndrome coronario agudo, y la leche y el queso no está demostrado que estén relacionados con la enfermedad cardiaca. "Se puede tomar hasta 40 gr al día de queso, independientemente de su contenido en grasas". No se ha olvidado tampoco de los huevos, tan demonizados durante años: "Se puede consumir hasta un huevo al día sin temor a que aumente el riesgo cardiovascular".