El doctor Miguel Cainzos-Achirica, del equipo de Cardiología Comunitaria del Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, ha liderado este estudio, junto a la doctora Catherine Handy, oncóloga del Hospital Johns Hopkins, y suele participa en proyectos de investigación lo- cales, coordinando una activa colaboración con este hospital estadounidense. Explica que las principales conclusiones a las que llega la investigación, en la que han realizado una revisión de la literatura publicada sobre coexistencia de cáncer y enfermedades cardiovasculares, se basan en que "hay factores de riesgo comunes y que además coexisten en los mismos individuos, lo que justifica la idoneidad de una colaboración mucho más activa entre cardiología y oncología, que puede tener un impacto muy importante en la salud pública, ayudando a prevenir, retrasar la aparición o mejorar el pronóstico de estas enfermedades mediante la detección precoz".

Destaca, por un lado, la existencia simultánea de enfermedad cardiovascular aterosclerótica y algunos tipos de cáncer en los mismos pacientes, siendo un fenómeno frecuente; y por otro que "existen numerosos factores de riesgo modificables que son comunes a ambas patologías, como el humo del tabaco, la obesidad, o el sedentarismo; y existen valiosas oportunidades para mejorar la prevención y detección precoz de ambas enfermedades simultáneamente, lo que podríamos llamar la `prevención dual´". Establece como ejemplo que los pacientes a los que se les realiza un TAC para screening de cáncer de pulmón "podrían beneficiarse de la medición simultánea de su score de calcio coronario durante el mismo test (el score de calcio coronario es el método más robusto para la evaluación de riesgo coronario)". Mientras que también resalta que "podríamos mejorar la motivación de la población para realizar una vida sana, comunicándoles que las acciones para prevenir la enfermedad cardiovascular (por ejemplo, comer sano) reduce el riesgo de varios tipos de cáncer".

De manera que la existencia de estos nexos entre las dos enfermedades es la base de la recomendación que dan para que las sociedades científicas de ambas especialidades colaboren directamente en sus esfuerzos de prevención primordial y primaria, "ya que muchos de los `enemigos´ a batir son comunes para ambas especialidades".

Colaboración entre cardiólogos y oncólogos Actualmente, el principal ámbito de colaboración entre ambas especialidades se centra en la prevención y el tratamiento de los efectos potencialmente cardiotóxicos de algunos fármacos oncológicos. "Es la conocida como cardio-oncología, que ha experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años. Ya existen congresos, conferencias, sociedades científicas dedicados a este tema, y expertos de reconocido prestigio", remarca el cardiólogo.

En este trabajo, los autores proponen dar un paso más allá en esta colaboración, "buscando oportunidades adicionales para la sinergia entre ambas especialidades, con especial atención a la prevención, estratificación de riesgo y detección precoz tanto de la enfermedad cardiovascular como de algunos tipos de cáncer".

Ello lo realizan a través de las campañas de educación y prevención conjuntas, u obteniendo mayor información de tests diagnósticos que ya se están realizando de forma rutinaria, como las mamografías.

Beneficios de la relación

Esta mayor colaboración entre especialidades puede mejorar la prevención y diagnóstico precoz de ambas enfermedades. El doctor Miguel Cainzos-Achirica pone como ejemplo la mamografía. "Actualmente este test se realiza para el screening de cáncer de mama. Es una prueba que implica radiación (una dosis muy baja), y que se hace rutinariamente de forma periódica (cada 1-2 años) a millones de mujeres en todo el mundo". En los últimos años, comenta que han aprendido que en la misma prueba, observar la presencia de calcificaciones en las arterias mamarias se asocia con un marcado aumento del riesgo de infarto e ictus; sin embargo, "esta información no se suele recoger de forma sistemática en los informes de mamografía en prácticamente ningún hospital".

Por lo que buscar e informar sistemáticamente este hallazgo, y crear circuitos clínicos de evaluación de riesgo cardiovascular en mujeres con dichas calcificaciones podría permitir, sin radiación o costo adicional alguno, realizar intervenciones preventivas tempranas en dichas mujeres, que reduzcan su riesgo de eventos cardiovasculares futuros.

La dirección del Hospital de Bellvitge ofrece a oportunidad de desarrollar esta colaboración internacional con el Hospital Johns Hopkins, de EEUU, algo valorado positivamente por el doctor. "Para este trabajo hemos podido contar con la valiosa ayuda de expertos locales en riesgo cardiovascular, cardiología comunitaria, medicina interna, y en gestión de sistemas sanitarios".

En base a ello, Cainzos-Achirica explica que en el último año han puesto en marcha esta colaboración, centrada en el estudio de la epidemiología y prevención de las enferme- dades cardiovasculares. Cuenta con la participación directa del Ciccarone Center for the Prevention of Cardiovascular Disease, así como colaboraciones con el Welch Center for Epidemiology, Prevention and Clinical Research y el Sidney Kimmel Comprehensive Cancer Center, todos ellos integrados en dicho hospital. Hasta el momento, esta colaboración ha generado varias publicaciones científicas en revistas de alto impacto en el ámbito de la cardiología, así como oportunidades formativas muy valiosas.

En los diversos servicios del Hospital de Bellvitge que han participado en este estudio se desarrollan diversas colaboraciones con otros hospitales y universidades nacionales e internacionales. Por ejemplo, el doctor Comín lidera estudios multicéntricos nacionales e internacionales; y el doctor Corbella es el actual presidente de la Sociedad Europea de Medicina Interna. Concretamente, en el presente estudio han participado autores de Asia, Norteamérica, Sudamérica y Europa; incluyendo el Kangbuk Samsung Hospital de Seul (Corea del Sur), o la Albert Einstein College of Medicine de Nueva York (EEUU), entre otros.

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