La artrosis es la enfermedad reumatológica más común, que llega a afectar al menos a la tercera parte de la población adulta. Según cifras aportadas por José Carlos Bastida, médico de familia y coordinador del Grupo de Patología Osteoarticular-Osteoporosis de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), en España, el ...
La artrosis es la enfermedad reumatológica más común, que llega a afectar al menos a la tercera parte de la población adulta. Según cifras aportadas por José Carlos Bastida, médico de familia y coordinador del Grupo de Patología Osteoarticular-Osteoporosis de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), en España, el 10-15% de la población la padece, ocupando "una importante representación en las consultas no solo de los reumatólogos, sino también de Atención Primaria y Traumatología". En concreto, es el segundo motivo de consulta en Atención Primaria, y supone el 15% de las consultas de urgencias y la mitad de las relacionadas con el aparato locomotor. A nivel mundial, unos 242 millones de personas presentan algún tipo de artrosis, comprobándose un incremento de la incidencia de la patología de un 72% en sólo 23 años.
Las cifras no son nada alentadoras, máxime cuando se sabe que el coste económico que implica está en unos 5.000 millones de euros anuales, y, según Bastida Calvo, "se prevé que siga aumentando con el envejecimiento de la población, el sedentarismo y el aumento de la esperanza de vida".
Origen multifactorial
Con un origen multifactorial, la artrosis se caracteriza por "la pérdida progresiva del cartílago articular, formación de osteofitos (crecimientos óseos que representan una neocondrogénesis del cartílago), inflamación sinovial y remodelado óseo subcondral", dice el doctor, que añade que lo que se produce es "una alteración del equilibrio entre la descomposición y la reparación de los tejidos de las articulaciones, muchas veces en una situación en que las cargas mecánicas aplicadas superan a las toleradas por dichos tejidos". Como principales síntomas, destaca el dolor –de tipo mecánico al desencadenarse con los movimientos y mejorar con el reposo–, la rigidez, deformidad y disminución de la movilidad al llegar a afectarse la propia biomecánica de las articulaciones. Sin embargo, Bastida Calvo asegura que no todos los individuos con signos radiológicos de artrosis tienen la misma sintomatología, ni tampoco la enfermedad progresa de la misma forma. Pone un ejemplo: "En la artrosis sintomática, el motivo de consulta principal es el dolor, la limitación funcional e incluso los síntomas depresivos, la disminución de la vitalidad, las alteraciones del sueño".
Factores de riesgo
La edad, genética, factores biomecánicos, enfermedades metabólicas, obesidad y traumatismos sobre las articulaciones son, entre otros, factores implicados en la patogenia de la artrosis. En opinión del miembro de la SEMG, el continuado uso de las articulaciones y la resistencia a fuerzas con el paso del tiempo, además de la acción de enzimas degradantes y la insuficiente reposición del cartílago, hacen que el daño se vaya acumulando, sobre todo en las articulaciones sujetas a cargas. Añade que "este envejecimiento se asocia con otros cambios a nivel molecular, que contribuyen a la rigidez del cartílago con la edad". En este sentido, apunta al cambio en el número de los condrocitos (responsables del mantenimiento de los componentes de la matriz extracelular), que da lugar a un balance negativo en la formación de matriz del cartílago. También hay datos que sugieren que se da un aumento de la concentración del óxido nítrico (NO) y alteración de las mitocondrias de los condrocitos, que alteraría la respiración de éstos y conllevaría su apoptosis. Finalmente, existen también cambios hipertróficos del hueso, con formación de osteofitos y pérdida de rigidez del hueso subcondral, que desencadenan una importante esclerosis ósea así como áreas de necrosis ósea. "Cuando el hueso subcondral se esclerosa, disminuye hasta la mitad la capacidad de absorber la energía de carga, y ésta se disipa a otras partes del hueso y cartílago, provocando un incremento del deterioro", matiza el doctor.
La edad pesa
A juicio de José Carlos Bastida, la edad es uno de los mayores factores de riesgo. También es frecuente la enfermedad en familias. Al respecto indica que el estudio en gemelos de Framingham muestra que los factores genéticos influyen en la aparición de artrosis de manos y rodillas (39-65%), caderas (60%) y columna (70%). "Sería deseable que, en los próximos años, podamos conocer qué genes están involucrados en el desarrollo de la artrosis", subraya.
Otro factor de riesgo es el sobrepeso, que "aumenta la carga y el estrés sobre las articulaciones". Aunque existen estudios que demuestran una asociación entre obesidad y artrosis de manos, con las adipokinas (leptina) como presunto enlace entre artrosis y obesidad.
Diagnóstico precoz clave
"Lo primero que nos hace sospechar de la artrosis es el dolor en las articulaciones, que se manifiesta al ponerse en movimiento", explica. Otros síntomas son la rigidez, la crepitación o crujido articular por el roce, la deformidad, la incapacidad funcional y la hinchazón o derrame articular. "El diagnóstico se hará valorando el estado de las articulaciones y las pruebas de imagen", recalca. En su opinión, la detección precoz en estadios iniciales podría influir en el desarrollo de la enfermedad, en retrasar la progresión del desgaste articular, "y nos permitiría actuar en determinados factores, como la disminución del peso en pacientes con sobrepeso, el control de otras patologías concomitantes como diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, sarcopenia..."
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