Un equipo liderado por el Dr. José Luis Molinuevo, director científico del Programa de Prevención del Alzheimer del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), ha identificado que algunas personas que perciben un declive en sus capacidades cognitivas rinden peor en los test ...
Un equipo liderado por el Dr. José Luis Molinuevo, director científico del Programa de Prevención del Alzheimer del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), ha identificado que algunas personas que perciben un declive en sus capacidades cognitivas rinden peor en los test cognitivos y presentan un menor volumen en áreas cerebrales que se afectan en la enfermedad de Alzheimer. El estudio, realizado gracias al apoyo de "la Caixa", ha sido publicado en un número especial de la revista Alzheimer´s Research & Therapy.
El declive cognitivo subjetivo, popularmente más conocido como las quejas de memoria, es la percepción persistente que tiene una persona que siente que está sufriendo una disminución de su capacidad cognitiva, en comparación con su estado normal, y sin estar relacionado con una enfermedad aguda o un evento extraordinario en su vida. Aunque es normal percibir un declive en la memoria y otras capacidades cognitivas con la edad, hay diferentes factores que afectan esta percepción subjetiva y que pueden estar asociados a un mayor riesgo de sufrir Alzheimer. Por definición, esta apreciación subjetiva no se detecta en los test cognitivos que se utilizan para el diagnóstico del Alzheimer, ya que los resultados que obtienen estas personas se encuentran dentro del rango de la normalidad.
En 2014, el Dr. Molinuevo describió, junto a otros investigadores internacionales, siete características que pueden presentar las personas que manifiestan quejas de memoria, y que están relacionadas con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Estas características están relacionadas con la edad (mayores de 60 años), la genética, el tiempo que hace que perciben estos cambios, y la confirmación de una persona cercana que también aprecia estos cambios, entre otros aspectos.
A partir de esta clasificación, los investigadores de la Fundación Pasqual Maragall analizaron los datos de los participantes del Estudio Alfa, teniendo en cuenta si manifestaban quejas de memoria o no, y el número de características asociadas a estas quejas. En total, en el estudio participaron 2.670 voluntarios, que fueron divididos en tres grupos: el grupo sin quejas, formado por el 79% de los participantes, y el grupo de personas que manifestaron tener quejas de memoria, el 21% restante, que fue dividido en un grupo de personas que cumplían hasta 3 características asociadas al declive cognitivo subjetivo (56%) y otro grupo de personas que cumplían más de 3 características (44%).
Tras realizar diversas pruebas a los participantes y corregir por variables como la edad y los años de escolaridad, los investigadores detectaron que aquellos que tenían un mayor número de características asociadas a las quejas de memoria obtenían peores resultados que el resto de grupos en todas las variables de memoria analizadas en los test cognitivos.
Además, gracias a la resonancia magnética realizada a un subgrupo de participantes, los investigadores también descubrieron que las personas que presentaban más de 3 características asociadas a las quejas presentaban una mayor atrofia cerebral que los otros participantes con quejas pero con menos características asociadas. En concreto, observaron un menor volumen en áreas cerebrales que se afectan en la enfermedad de Alzheimer, como son el hipocampo, el lóbulo temporal, el cerebelo y el precúneo.
Por otro lado, los análisis de neuroimagen y los test cognitivos también revelaron que las personas con quejas de memoria cuyos allegados confirmaron estas quejas, obtenían peores resultados cognitivos y también presentaban un volumen inferior en áreas cerebrales relacionadas con la enfermedad.
"Los hallazgos de este estudio abren la puerta a estratificar y acotar mejor a las personas que tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer", explica el Dr. Molinuevo. En este sentido, asegura que "la identificación de características específicas en personas que perciben un declinar cognitivo podrá contribuir a una mejor determinación del riesgo de desarrollar en el futuro deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer, y a mejorar la selección de participantes para ensayos clínicos y estudios de intervención multimodal de prevención de la enfermedad".
El siguiente paso de los investigadores es explorar la asociación de estos resultados con otros biomarcadores de la enfermedad, como son la presencia de placas de la proteína beta amiloide o los ovillos de tau el cerebro.
El estudio cuenta con la colaboración del CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina y el CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable.