La Asociación Alemana de Biología, Biocienciasy Biomedicina (AABBB) ha otorgado a la bacteria Magnetospirillum (M.) gryphiswaldense el título de bacteria del año, debido a su singular capacidad de sintetizar partículas magnéticas, denominadas magnetosomas, en su interior. Aunque la existencia de bacterias magnéticas fue inicialmente recibida con escepticismo cuando el investigador ...
La Asociación Alemana de Biología, Biocienciasy Biomedicina (AABBB) ha otorgado a la bacteria Magnetospirillum (M.) gryphiswaldense el título de bacteria del año, debido a su singular capacidad de sintetizar partículas magnéticas, denominadas magnetosomas, en su interior. Aunque la existencia de bacterias magnéticas fue inicialmente recibida con escepticismo cuando el investigador Salvatore Bellini las descubrió en 1963, el advenimiento de la microscopía electrónica confirmó la presencia de cadenas de cristales de óxido de hierro que se orientan como la aguja de una brújula en un campo magnético. Un esqueleto celular compuesto de fibras proteicas mantiene los cristales en el centro de la bacteria, distribuyéndose éstos equitativamente entre células hijas en la división celular.
La bacteria utiliza los polos magnéticos terrestres para situarse a la profundidad donde el agua contiene la menor cantidad de oxígeno. Los científicos de la AABBB afirman que, gracias al conocimiento detallado del mecanismo de síntesis de los magnetosomas, M. gryphiswaldense puede ser utilizado para explorar nuevas posibilidades en biotecnología y medicina. Los cristales de óxido de hierro presentan un tamaño, forma y nivel de magnetización uniformes, con una regularidad que todavía no ha podido ser alcanzada en los procesos de fabricación de nanopartículas. El acoplamiento de nuevas moléculas a los magnetosomas podría proporcionarles la capacidad de actuar como agentes de contraste más eficientes que los actuales en la resonancia magnética y abrir potenciales nuevas aplicaciones en el diagnóstico por técnicas de imagen. Fuentes de la AABBB apuntan al potencial de los magnetosomas en el tratamiento del cáncer, dada su capacidad de generar calor en células y tejidos expuestos a potentes campos magnéticos.
Los investigadores están también considerando la posibilidad de transferir los enzimas relacionados con la síntesis de magnetosomas a otras bacterias, con el objetivo de proporcionarles direccionamiento útil en aplicaciones médicas.