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Dormir bien mejora la inmunidad

El sueño activa las integrinas en los linfocitos T responsables de las respuestas antivirales.

05/03/2019

Científicos de diversos centros de investigación alemanes han establecido que dormir facilita la adhesión de los linfocitos T citotóxicos a sus dianas celulares, promoviendo así una inmunidad eficaz frente a diversos virus. El beneficio del sueño reside en la reducción de los niveles de agonistas de los receptores asociados a ...

Científicos de diversos centros de investigación alemanes han establecido que dormir facilita la adhesión de los linfocitos T citotóxicos a sus dianas celulares, promoviendo así una inmunidad eficaz frente a diversos virus. El beneficio del sueño reside en la reducción de los niveles de agonistas de los receptores asociados a una proteína G de señalización de tipo alfa S (GaS).

Según indica Stoyan Dimitrov, primer autor del estudio, ya se conocía que los receptores asociados a GaS tiene una actividad inmunosupresora. Sin embargo, hasta ahora se desconocía su impacto sobre la activación de los linfocitos T mediada por el reconocimiento del antígeno. Utilizando un complejo formado por un péptido antigénico derivado de citomegalovirus o virus de Epstein-Barr asociado a moléculas de histocompatibilidad de tipo I y la molécula de adhesión ICAM-1, los investigadores constataron que mediadores fisiológicos como la prostaglandinas y las catecolaminas, incluso a concentraciones muy bajas, reducen la activación de las integrinas beta-2, moléculas que actúan como ligandos de ICAM-1 y que utilizan GaS en su mecanismo de señalización en los linfocitos T.

Esto resulta en una menor capacidad de adhesión de estas células y en una reducción de su capacidad funcional, prosigue Dimitrov. El sueño nocturno restableció la función de las integrinas beta-2, reduciendo la señalización de la vía GaS, asevera el investigador. La establecida relación entre inmunidad y sueño podría ser útil en la gestión de múltiples desórdenes en los que este último se encuentra afectado, tales como la depresión o el estrés crónico, concluye Dimitrov.

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