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Nucleósidos para mejorar las funciones motoras y la supervivencia de los pacientes con déficit de TK2

Así lo ha demostrado un estudio multicéntrico coliderado por investigadores del grupo de Patología Neuromuscular y Mitocondrial del VHIR. Los cinco pacientes con la forma más severa de la enfermedad que participaron en el ensayo han mejorado claramente y viven con una buena calidad de vida.

02/07/2019

Un estudio multicéntrico coliderado por investigadores del grupo de Patología Neuromuscular y Mitocondrial del Vall d´Hebron Instituto de Investigación (VHIR), ha demostrado que la administración de nucleósidos en pacientes con deficiencia de TK2 mejora las funciones motoras y aumenta la supervivencia sin provocar efectos secundarios significativos. El estudio se publica ...

Un estudio multicéntrico coliderado por investigadores del grupo de Patología Neuromuscular y Mitocondrial del Vall d´Hebron Instituto de Investigación (VHIR), ha demostrado que la administración de nucleósidos en pacientes con deficiencia de TK2 mejora las funciones motoras y aumenta la supervivencia sin provocar efectos secundarios significativos. El estudio se publica en la revista Annals of Neurology.

La timidina quinasa 2 es una proteína clave en el mantenimiento del ADN mitocondrial. Las mitocondrias son responsables de proveer de energía a las células. Cuando hay un déficit de TK2 se produce una cantidad insuficiente de las moléculas necesarias para la síntesis del ADN mitocondrial, lo que da lugar a la enfermedad. En su forma más severa, el déficit de TK2 hace que los niños empiecen a manifestar los síntomas durante el primer o segundo año de vida, sobre todo disfunción muscular que va progresando de manera continua provocando que se pierdan las habilidades motoras. A medida que la enfermedad se agrava llega a afectar capacidades vitales como la deglución o la musculatura respiratoria, provocando insuficiencia respiratoria que es la principal causa de mortalidad en estos pacientes durante la infancia. El pronóstico es muy grave en estos casos, con una supervivencia de menos de un 25% tres años después del diagnóstico. Las formas menos severas también provocan mortalidad prematura en la mayoría de los casos.

Hace unos años, el equipo del Dr. Martí, jefe del grupo de investigación en Patología Neuromuscular y Mitocondrial del VHIR, publicó unos artículos en los que proponían el tratamiento de esta y otras enfermedades similares con nucleósidos. Este estudio se ha llevado a cabo siguiendo los procedimientos de reclutamiento de pacientes y de tratamiento recomendados por el equipo del VHIR. Han participado 16 pacientes con miopatía mitocondrial por déficit de timidina quinasa 2 (TK2). Doce de estos pacientes eran de España, incluyendo un paciente tratado en Vall d´Hebron por la Dra. Francina Munell, neuróloga del Servicio de Neurología Pediátrica. Cinco de los pacientes del estudio padecían la forma más severa de la enfermedad.

"Bajo un programa de uso compasivo, se administró oralmente los nucleósidos timidina y desoxicitidina a 16 pacientes con deficiencia de TK2, observando mejoras claras tanto en las funciones motoras como en la supervivencia", explica el Dr. Ramon Martí. En todos los pacientes tratados, todo el seguimiento clínico ha demostrado mejoras tanto en las funciones motoras como en otros marcadores objetivos de mejora, en comparación con las observaciones de la evolución de la enfermedad en el histórico de pacientes sin tratamiento. Tres de los ocho pacientes que estaban incapacitados para caminar al inicio del estudio pudieron volver a caminar durante la terapia; cuatro de los cinco pacientes que requerían nutrición entérica pudieron interrumpir el uso del tubo de alimentación: de los nueve pacientes que necesitaban ventilación mecánica, tres redujeron el tiempo necesario de soporte ventilatorio y a otro paciente se le pudo retirar la traqueostomía y ahora es capaz de respirar de forma independiente. Finalmente, si nos fijamos en los cinco pacientes de esta cohorte que presentan la forma severa de la enfermedad, todos ellos han mejorado claramente y sobrevivido entre cuatro y seis años bajo tratamiento y hoy todos ellos viven con una buena calidad de vida, mientras que el histórico de pacientes sin tratamiento indica que no llega al 25% los que sobreviven más de tres años después del diagnóstico. Por tanto, "este estudio demuestra una clara eficacia clínica del tratamiento con nucleósidos para la deficiencia de TK2", afirma el Dr. Martí.

Ensayo clínico a punto de empezar

El siguiente paso de este estudio es la puesta en marcha de ensayo clínico que está preparando Modis Therapeutics y en el que participarán otros hospitales de España, así como de Estados Unidos e Israel. Modis Therapeutics, ha producido como medicamentos los mismos nucleósidos que hasta ahora utilizaban los investigadores, es decir, cumpliendo la normativa Good Manufacturing Practices (GMP).

Recientemente Modis Therapeutics levantó una ronda de 30 millones de dólares para avanzar en el desarrollo de este tratamiento, llamado MT1621. Esta terapia fue desarrollada por el Dr. Ramon Martí y el Dr. Michio Hirano, de la Universidad de Columbia, y el año 2016 fue licenciada a la empresa Modis Therapeutics, creada específicamente para llevar a los pacientes esta terapia.

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