Un estudio de la Universidad de Texas (UT) ha identificado una vía por la que la toxina Shiga (Stx)-2, secretada por algunas cepas virulentas de Escherichia (E.) coli, es procesada en el interior de las células humanas, paso necesario para que Stx-2 evada la degradación proteolítica en el compartimento lisosomal. Somshuvra ...
Un estudio de la Universidad de Texas (UT) ha identificado una vía por la que la toxina Shiga (Stx)-2, secretada por algunas cepas virulentas de Escherichia (E.) coli, es procesada en el interior de las células humanas, paso necesario para que Stx-2 evada la degradación proteolítica en el compartimento lisosomal.
Somshuvra Mukhopadhyay, investigador en el Departamento de Farmacología y Toxicología de la UT en Austin y director del equipo científico, afirma que la disrupción de los endosomas tardíos con los lisosomas bloquea el transporte de esta toxina. En el subsiguiente cribado de fármacos autorizados para uso clínico los investigadores han descubierto que el tamoxifén, comúnmente prescrito en algunos tipos de cáncer, inhibe el tráfico y la toxicidad de Stx-2 y de la toxina relacionada, Stx-1. Mukhopadhyay indica que más de 100.000 personas sufren anualmente una infección por E. coli productora de Stx-1 o -2, principalmente como consecuencia de la ingestión de alimentos contaminados.
Estas infecciones son muy difíciles de tratar porque, además no existir antídotos contra Stx-1 y -2, la aplicación de antibióticos está contraindicada, ya que puede aumentar la liberación de estas toxinas por parte del microorganismo. Estudios posteriores han demostrado que el tamoxifén protege a ratones de la toxicosis microbiana, lo que pavimenta la vía hacia una rápida aplicación clínica, según Mukhopadhyay.