Los oncólogos médicos utilizan el medicamento antitumoral regorafenib para mejorar la supervivencia global de los pacientes con cáncer colorrectal metastástico que han dejado de responder a las terapias estándar; sin embargo, sus efectos secundarios a menudo limitan su uso en la práctica clínica. Un estudio liderado por investigadores españoles y ...
Los oncólogos médicos utilizan el medicamento antitumoral regorafenib para mejorar la supervivencia global de los pacientes con cáncer colorrectal metastástico que han dejado de responder a las terapias estándar; sin embargo, sus efectos secundarios a menudo limitan su uso en la práctica clínica. Un estudio liderado por investigadores españoles y presentado en el 21º Congreso ESMO Mundial sobre Cáncer Gastrointestinal de la Sociedad Europea de Oncología Médica, que se celebra en Barcelona del 3 al 6 de julio, ha mostrado la utilidad de una pauta de administración más flexible, que permite mejorar la calidad de vida de los pacientes sin reducir la eficacia del fármaco.
En este ensayo internacional, liderado por el Grupo de Tumores Digestivos (TTD), participaron 299 pacientes de más una docena de hospitales de España, Italia y Francia. Los participantes tenían una media de 64 años y habían recibido una media de cuatro líneas de tratamiento previas antes de ser incluidos en el ensayo con regorafenib entre julio de 2016 y septiembre de 2017, como explica el investigador principal del estudio, el Dr. Guillem Argilés, oncólogo médico e investigador clínico del Grupo de Tumores Gastrointestinales y Endocrinos del Hospital Universitario Vall d´Hebrón y del Vall d´Hebron Institut d´Oncologia (VHIO).
"Regorafenib es un fármaco aprobado desde 2013 para pacientes con cáncer de colon metastásico que han progresado a otros tratamientos", explica el especialista. "Se trata de un fármaco con un perfil de toxicidad complejo y un beneficio ajustado, por eso este ensayo clínico trataba de demostrar la utilidad de otras estrategias para mejorar su tolerabilidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes que pueden beneficiarse del medicamento en ese contexto de enfermedad refractaria a tratamiento estándar".
En el ensayo, los pacientes fueron repartidos aleatoriamente en cada uno de los tres brazos: 160 mg/día durante tres semanas seguido de una semana de descanso sin tratamiento (grupo estándar); una dosis reducida de 120 mg/día durante tres semanas seguido de una semana de descanso sin tratamiento (grupo de dosis reducida); o una dosis de 160 mg/días una semana, intercalada con otra semana de descanso (grupo de dosis intercalada). Los pacientes incluidos en los dos últimos grupos (dosis reducida o intercalada) escalaban la dosis hasta alcanzar la del grupo de tratamiento estándar si tras un primer ciclo de tratamiento no registraban toxicidades relevantes que impidiesen continuar en el ensayo.
Como explica el Dr. Argilés, "lo que hicimos fue reducir la dosis del fármaco en el primer ciclo y después escalarla de nuevo, porque se ha demostrado que la toxicidad del medicamento es superior en el primer y segundo mes de tratamiento".
Aunque el ensayo no cumplió estadísticamente el objetivo principal de mejorar la tolerancia global del medicamento en los grupos de dosis reducida y dosis intercalada, los investigadores sí observaron que estos esquemas de dosificación más flexibles sí lograban mejorar algunos parámetros aislados que mejoraron la tolerancia de los pacientes, como la fatiga, la hipertensión o la eritrodisestesia palmoplantar (también conocido como síndrome mano-pie por los efectos que la medicación provoca en las palmas: enrojecimiento, hinchazón y dolor). La media de tratamiento fue de 3,2 meses en el grupo estándar; 3,7 en el grupo de dosis reducida y 3,8 en el de semanas alternas.
"Aunque no se alcanzó la significación estadística, sí observamos una reducción numérica de algunos efectos secundarios muy molestos para la calidad de vida de los pacientes", explica el Dr. Argilés. "Estos resultados, interpretados en el contexto de otros ensayos, como el estudio americano ReDOS, nos indican que las dosis flexibles de regorafenib son una alternativa eficaz para intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico que han dejado de responder a otras líneas de tratamiento".
En un comentario independiente, el Dr. Eric Van Cutsem, chairman del Congreso ESMO Mundial sobre Cáncer Gastrointestinal, señala que este estudio cambiará la práctica clínica respecto al uso de regorafenib en pacientes con cáncer colorrectal metastásico, "porque demuestra y apoya algo que muchos clínicos ya habíamos observando y estábamos llevando a cabo en la práctica clínica". A su juicio, el ensayo muestra que esa reducción de la dosis inicial de regorafenib permite reducir la toxicidad del medicamento al tiempo que se mantiene su eficacia.
Los hospitales participantes desde España fueron, además del Hospital Universitario Vall d´Hebrón, el Instituto Catalán de Oncología de l´Hospitalet de Llobregat, el Hospital Universitario de A Coruña, el MD Anderson de Madrid, los hospitales 12 de Octubre, Gregorio Marañón, Clínico San Carlos y Ramón y Cajal de Madrid; el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, el Hospital Regional Universitario Carlos Haya de Málaga, el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
FOTO PRINCIPAL: Dr. Guillem Argilés