El futuro de la neurología, como cualquier campo de la medicina, va de la mano con los avances y la investigación. Por ello, la LXXI Reunión Neurología y Sociedad de la Sociedad Española de Neurología, celebrado del 19 al 23 de noviembre en Sevilla, ha dedicado gran parte de su ...
El futuro de la neurología, como cualquier campo de la medicina, va de la mano con los avances y la investigación. Por ello, la LXXI Reunión Neurología y Sociedad de la Sociedad Española de Neurología, celebrado del 19 al 23 de noviembre en Sevilla, ha dedicado gran parte de su segunda jornada a poner en común algunos de los más punteros en el marco de un simposio versado sobre neurología y sociedad. Ander Ramos es una eminencia en el ámbito de la neurología. Lidera el grupo de Neurotecnología en la División de Salud de Tecnalia, investigador de la Universidad de Tübingen (Alemania) y Premio Walter Kalkhof-Rose-Gedächtnispreis que le clasificó como uno de los mejores investigadores jóvenes de Alemania.
Desde sus inicios se ha centrado en investigar cómo rehabilitar a pacientes paralizados por ictus. En este sentido, Ramos plantea qué cabe esperar en el desarrollo de una interfaz cerebro-máquina para tal fin. "Lo primero es introducir un poco el concepto de neurotecnología. Esto ha sido algo recurrente en libros, películas de ficción… No es algo que se nos haya ocurrido ahora. Las neuroprótesis han estado desde hace mucho tiempo. El primer marcapasos se implantó en el 58. Luego vinieron, entre otras cosas, los implantes cocleares". De forma genérica, el experto define la neurotecnología es una nueva disciplina (o no tanto), que combina ingeniería, incluyendo micro y nano tecnología, conocimientos mecánicos, informáticos, neurociencia molecular y cognitiva, y tiene dos objetivos fundamentales: ayudarnos a entender mejor el sistema nervioso, y el desarrollo de sistemas capaces de restaurar o aumentar funciones en personas afectadas por diferentes discapacidades de origen principalemente neuronal.
Este concepto está íntimamente relacionado con el de neurorehabilitación, es decir, "la rehabilitación que quiere aprovecharse de mecanismos intrínsecos del sistema nervioso para rehabilitar una disfunción. Es un campo muy amplio que va desde la rehabilitación cognitiva, pasando por la motora e incluso la orgánica", especifica.
Después de numerosos estudios y pruebas con pacientes, la conclusión es que este tipo de terapia parece que funciona. "Y queremos entender por qué. El tema es que, de momento, las mejoras conseguidas no son tan significativa como para que los inversores apuesten por desarrollarlas", lamenta Ramos. "Pero tenemos que seguir investigando por los pacientes", insiste, recordando un caso que vivió en el laboratorio en el que trabaja hace unos años. "Una mujer con el brazo inmovilizado pudo moverlo unos milímetros. Esa es una distancia enorme que abre una puerta a la esperanza para personas paralizadas por un ictus o por esclerosis lateral amiotrófica".
Otro concepto en boga es el de la inteligencia artificial. Jesús Porta Etessam, Jefe de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Clínico San Carlos, es el encargado de introducir algunas nociones en el congreso. "El 54% de las empresas que dice utilizar inteligencia artificial para tomar decisiones, en realidad usa la mercatodecnia. Esto es importante que lo tengamos claro porque hay que saber donde se ponen los recursos", avanza.
En cuanto a las aplicaciones, "podemos utilizar la IA para la resolución de problemas, para la representación logística, para un razonamiento automático, para adaptarse a nuevas circunstancia a través de patrones". Este concepto viene de los años 50 y engloba muchos términos a los que, según el experto, ahora se les ha dado un nombre distinto. "Inicialmente el objetivo era crear máquinas que pensaran humanamente, con modelos cognitivos iguales a los del ser humano. A día de hoy, no se ha conseguido absolutamente nada", expone.
Otro de los aspectos es querer que las máquinas se comporten como un ser humano. "Pero el ser humano es muy variable, porque además el desarrollo que nos permite ese lóbulo frontal que se termina de desarrollar sobre los 23 años, no solo tiene la función de tener más capacidad, sino de adaptarse al crecimiento dentro de una sociedad. El cerebro está modelado en ese sentido, y de ahí la gran dificultad de crear mecanismos que actúen igual que el ser humano. Todo esto se basa en un sistema muy complejo".
Por eso mismo, su visión como neurólogo clínico es que puede ayudar muchísimo, pero si el profesional se pone técnico, puede llegar a sustituirlo. "Pero es que los médicos no somos técnicos, somos profesionales que tomamos decisiones concretas para un momento concreto y una persona concreta. Es muy difícil que estas técnicas nos sustituyan porque no están hechas para eso. Sin embargo, dentro de un tiempo serán capaces de detectar incluso mejor que nosotros algunas patologías. A día de hoy, nos resulta interesante porque nos va a hacer muchísimo más fácil el día a día a nivel técnico, permitiendo al profesional dedicarse al paciente".