Los resultados de un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Nacional de Nanyang y del Instituto Karolinska indican que el trasplante de microbiota de ratones viejos a jóvenes resulta en un aumento de peso y de masa muscular en estos últimos. En animales jóvenes sin microbiota propia el trasplante también ...
Los resultados de un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Nacional de Nanyang y del Instituto Karolinska indican que el trasplante de microbiota de ratones viejos a jóvenes resulta en un aumento de peso y de masa muscular en estos últimos.
En animales jóvenes sin microbiota propia el trasplante también promovió la neurogénesis en el hipocampo y el crecimiento intestinal. Tras realizar un análisis metagenómico los científicos constataron en este último grupo de animales un enriquecimiento en bacterias productoras de butirato, lo que se asoció a procesos catabólicos, tales como la degradación de ácidos grasos y la producción de cuerpos cetónicos, y a un aumento de la producción de la hormona FGF-21. Según indica Parag Kundu, investigador en el Centro de Ingeniería de Ciencias Ambientales de Singapur y co-director del estudio, el FGF-21 tiene un efecto pleiotrópico que incluye la prolongación de la longevidad.
Además, esta hormona puede cruzar la barrera hematoencefálica, regulando la supervivencia de las neuronas y promoviendo la regeneración del sistema nervioso a través de procesos tales como la proliferación de los oligodendrocitos y la remielinización. Por lo tanto, prosigue Kundu, los actuales hallazgos establecen un vínculo entre la microbiota y la neuroprotección. El estudio también pone de manifiesto las limitaciones actuales en el entendimiento de la biología del envejecimiento, ya que no se han establecido las causas por las que el trasplante no aporta beneficio alguno en animales viejos sin microbiota previa.