En la actualidad, entre un 20% y un 60% de los pacientes oncológicos pueden presentar insuficiencia de vitamina D en el momento del diagnóstico. Por esta razón, en el marco de la III Jornada en Atención Multidisciplinar del Paciente Oncológico, organizada por el Centro Médico Teknon, la doctora Sonia Ruiz, ...
En la actualidad, entre un 20% y un 60% de los pacientes oncológicos pueden presentar insuficiencia de vitamina D en el momento del diagnóstico. Por esta razón, en el marco de la III Jornada en Atención Multidisciplinar del Paciente Oncológico, organizada por el Centro Médico Teknon, la doctora Sonia Ruiz, dietista-nutricionista del Instituto de Endoscopia Avanzada Espinós Turró, ha evaluado los indicios clínicos que reflejan una asociación entre los niveles bajos de vitamina D y el pronóstico de la enfermedad.
La vitamina D es capaz de inhibir la proliferación de las células tumorales, induce apoptosis celular, reduce la adhesión e invasión de tejidos, inhibe la metástasis y protege del daño oxidativo al ADN2. "Por el contrario, el déficit de vitamina D aumenta la agresividad tumoral, que se relaciona con una supervivencia más corta de los pacientes", explica la Dra. Ruiz. En paralelo, también se ha observado una reducción significativa de la mortalidad total por cáncer gracias a la suplementación con vitamina D durante 2-7 años en pacientes oncológicos con un déficit de dicha vitamina.
Sin embargo, la relación entre vitamina D y cáncer no se queda ahí, ya que también se ha demostrado que niveles bajos de esta vitamina se relacionan incluso con mayor dolor, más riesgo de depresión y menor calidad de vida de los pacientes. Por último, durante la fase activa de tratamiento, la suplementación con vitamina D en pacientes con hipovitaminosis mejora los resultados de quimioterapia y reduce sus efectos secundarios.
Por todas estas razones, la especialista reconoce que "debido a la alta prevalencia de insuficiencia de vitamina D en pacientes oncológicos, y a los riesgos significativos asociados, tanto el control como el protocolo de los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D deberían convertirse en un estándar de atención a examinar y corregir en las personas con cáncer".
Mama, colon, próstata…
Diversos estudios han reflejado la relación directa de niveles bajos de vitamina D y los cánceres de colon, mama, próstata, ovario, gástrico, hematológico, y melanoma. Más allá, "unos niveles circulantes más altos de vitamina D en el momento del diagnóstico o tratamiento se relacionan con una mayor supervivencia de los cánceres de mama, colorrectal, próstata, pulmón y melanoma", concreta la doctora Ruiz.
A la hora de establecer unas recomendaciones de suplementación con vitamina D en estos pacientes, aunque no existen unas pautas universalmente aceptadas, se ha visto que dosis diarias altas durante 8 semanas son seguras en pacientes oncológicos, recomendándose controlar la dosificación con los niveles alcanzados de 25(OH)D. Los expertos señalan que establecer un plan terapéutico dentro del contexto clínico de cada paciente es fundamental. "Es necesario individualizar cada situación clínica, basándonos en la situación de prevención, durante el tratamiento oncológico activo, o en el impacto a largo plazo de la morbimortalidad", puntualiza la especialista del Centro Médico Teknon.