"Mientras todos mis compañeros centraban su atención en los genes de nuestro genoma, yo me dedicaba a buscar en el ADN basura". Y ahí encontró el doctor Jose M.C. Tubío, director del grupo `Genomas y Enfermedad´ del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela, "varios tesoros" que le permitieron ...
"Mientras todos mis compañeros centraban su atención en los genes de nuestro genoma, yo me dedicaba a buscar en el ADN basura". Y ahí encontró el doctor Jose M.C. Tubío, director del grupo `Genomas y Enfermedad´ del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela, "varios tesoros" que le permitieron descubrir el hallazgo cuyos resultados publican hoy Nature y Nature Genetics.
Se trata de un mecanismo de mutación implicado en el desarrollo de los cánceres humanos que pone en el punto de mira a los retrotransposones, regiones de ADN hasta ahora ignoradas, que explican el origen y progresión de ciertos tumores y abren nuevas vías de prevención y tratamiento de esta enfermedad.
El trabajo, el mayor realizado hasta la fecha en el campo de la genómica del cáncer, incluye el análisis genómico de tumores en casi 3.000 pacientes y 38 tipos diferentes de cáncer. Se enmarca en el consorcio internacional Pan-Cancer, una iniciativa de enorme envergadura para el estudio de las bases genéticas del cáncer, en la que participaron durante siete años cerca de 1.000 investigadores de todo el mundo.
Una posible solución médica rescatada de la basura
Los retrotransposones representan una parte importante de nuestro material genético, hasta un 75%, y han sido hasta no hace mucho considerados `ADN basura´ debido a su naturaleza repetitiva y ausencia aparente de funcionalidad. Este concepto erróneo ha llevado a muchos científicos a no profundizar en su papel determinante en el cáncer. Frente a esto, Jose Tubío y su equipo vienen haciéndolo desde el 2010. "Desarrollamos algoritmos bioinformáticos dirigidos al estudio de esta materia oscura y encontramos varios tesoros".
La búsqueda tuvo un resultado sorprendente. Según el primer firmante del trabajo, Bernardo Rodríguez-Martín, "hemos identificado un nuevo mecanismo de mutación que consiste en que cuando los retrotransposones se movilizan en el genoma tumoral – algo que ocurre con más frecuencia que en las células no tumorales – pueden producir pérdidas enormes de material genético en el punto en el que se integran. Estas pérdidas causadas por la integración de retrotransposones pueden implicar la desaparición de genes que son importantes en el mantenimiento del funcionamiento normal de una célula y, cuando esto ocurre, facilita la aparición del cáncer. Esta nueva clase de mutación en cáncer es particularmente frecuente en cuatro tipos: esófago, cabeza y cuello, pulmón y colorrectal". Los científicos piensan que este descubrimiento tendrá un impacto a corto plazo en la mejora de los diagnósticos oncológicos y en el pronóstico sobre la evolución de los pacientes; y a medio plazo en los tratamientos dirigidos a frenar este mecanismo de mutación, algo en lo que el equipo de Tubío ya está trabajando.
Sólo 16 retrotransposones, los volcanes que hay que vigilar
No satisfechos con descubrir la importancia de los retrotransposones, los investigadores del CiMUS quisieron ir más allá y acotar el campo de estudio. Por ello trabajaron para identificar aquéllos que tienen mayor actividad en el genoma tumoral, ya que serían éstos hacia los que habría que dirigir las terapias. Consiguieron señalar entre 100 y 150 retrotransposones que se activan en el cáncer. De todos ellos, tan sólo 16 son de especial interés porque son muy activos causando más de las tres cuartas partes de todas las mutaciones originadas en un tumor. "Estos retrotransposones se comportan como volcanes, pudiendo estar silenciados durante mucho tiempo y, de pronto, explosionar de forma muy violenta, promoviendo decenas o cientos de mutaciones en el genoma tumoral", explica Tubío.
Aplicación clínica
Los investigadores ya trabajan para poder trasladar los resultados de su análisis a la clínica. Según Bernardo Rodríguez-Martín "a corto plazo, esperamos que tengan impacto en la mejora de los diagnósticos y en el pronóstico sobre la evolución de los pacientes oncológicos. De hecho, disponemos de datos preliminares". Tubío añade que "en nuestro laboratorio ya estamos llevando a cabo pequeñas pruebas de concepto, probando diferentes tratamientos para frenar este proceso mutacional tan relevante en algunos tipos de cáncer".
PIE DE FOTO: Grupo Tubío