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"En el futuro seguiremos viendo las mismas enfermedades coincidiendo varios procesos alérgicos graves en el mismo paciente"

La contaminación ambiental, combinada con la emisión de partículas diésel, sobre todo en las ciudades, hace que se incrementen los casos de enfermedades respiratorias. A su vez, el cambio climático desestabiliza la polinización de las plantas, produciendo un efecto devastador en las personas, ya que se infl­ama su mucosa respiratoria y se estimula con esas partículas de polen con mayor resistencia.

06/03/2020

Las enfermedades respiratorias están asociadas a los cambios meteorológicos y, al tiempo que la contaminación atmosférica y la temperatura ambiental aumentan, se prevé que se sigan incrementando también este tipo de patologías. Ana Carmen Gil Adrados, miembro del Grupo de Respiratorio de SEMERGEN y de la Asociación Investigación Alergia Asma ...

Las enfermedades respiratorias están asociadas a los cambios meteorológicos y, al tiempo que la contaminación atmosférica y la temperatura ambiental aumentan, se prevé que se sigan incrementando también este tipo de patologías. Ana Carmen Gil Adrados, miembro del Grupo de Respiratorio de SEMERGEN y de la Asociación Investigación Alergia Asma Talavera, asegura que en "los países industrializados se han visto incrementados los pacientes que sufren alergia. Entre los factores ambientales que lo facilitan podemos apuntar a la polución ambiental y los cambios climáticos, por eso se han incrementado más la alergia en las zonas urbanas que en el medio rural".

Esto se produce debido a que "la polución de las ciudades y la inversión térmica hacen que los pólenes se mantengan más tiempo en la atmósfera unidos a las partículas de diésel, lo que aumenta su exposición al sistema inmunológico a nivel respiratorio. Además, las plantas producen pólenes más resistentes, los cuales inducen alteraciones estructurales en sus proteínas defensoras, aumentando su alergenicidad".

Gil señala que "ejerce un efecto doble" en las personas, "facilitando la inflamación de la mucosa respiratoria y su estimulación con partículas de pólenes que se han vuelto más alergénicos debido a la contaminación misma".

Al mismo tiempo, el cambio climático repercute negativamente en el "calendario polínico de las plantas ya que modifi­ca y alarga su periodo de polinización… Un claro ejemplo de este fenómeno ha sido la reciente polinización de cupresáceas en la península ibérica en 2019".

En de­finitiva, las personas que viven en las ciudades son más propensas a padecer este tipo de enfermedades respiratorias frente a aquellas que viven en el rural: "Permanecen más tiempo dentro de las casas y en locales con altas temperaturas. Esto aumenta su exposición a otros agentes alergénicos como los ácaros, relacionados con la rinitis y el asma bronquial", apunta la experta. En algunos casos podemos estar ante una patología respiratoria y desconocer su existencia. ¿Cuáles son los síntomas que nos tendrían que hacer sospechar para acudir a la consulta? "Congestión nasal, picor ocular y tos persistente que no cesen en dos semanas, o que se repiten estacionalmente. También cualquier síntoma relacionado con asma como la disnea, la tos o los sibilantes se deberían estudiar".

Pero cómo podemos diferenciar si estamos ante un simple resfriado o una patología respiratoria. La profesional reconoce que, aunque ambas "comparten síntomas y se podrían confundir en un principio", pueden diferenciarse por la "duración del proceso". Este se puede ver reducido en "los procesos infecciosos". Por el contrario, en los "síntomas asociados a las viriasis como mialgias, fi­ebre o malestar general, y en la anamnesis de causalidad, en las alergias respiratorias que se relacionan con determinados agentes específicos –como ácaros de polvo o epitelios de animales- ", suelen volver a "reaparecer" en momentos puntuales, o pueden llegarse a "prolongar más de dos semanas".

Una vez que el paciente acude al especialista para que este establezca el diagnóstico, el proceso es el siguiente: "El paciente debe tener un plan de acción por escrito, y que sea claro, debido a que las reacciones alérgicas pueden ir desde una rinitis leve, a una urticaria con angioedema, pasando por el asma o presentar ana­laxia que pone en riesgo la vida". En él se deben contemplar una serie de consejos acerca de "la evitación del alérgeno, ya sea aéreo, de contacto, farmacológico o alimentario, y el tratamiento adecuado para el control de sus síntomas e indicaciones frente a crisis o situaciones de riesgo vital como la ana­laxia", tal y como detalla Gil.

El diagnóstico, la clave

La alergia puede resultar una pesadilla para quien la padece, ya que viene acompañada de: "ojos llorosos, narices goteantes, picores de garganta y di­ficultad para respirar, tos y pitidos", detalla la doctora. Por este motivo, conviene que se realice un "buen diagnóstico para ayudar a orientar mejor el paciente. Conocer los agentes etiológicos que provocan su enfermedad y los posibles cofactores es imprescindible. Además, es necesario que conozca las posibles fuentes de reacciones cruzadas, ya que esta posibilidad se da cada vez con más frecuencia en pacientes polínicos alérgicos a alimentos de origen vegetal. Hay que leer la información disponible en los alimentos procesados y los prospectos de los fármacos. Por otro lado, debemos recordar que, en estas enfermedades, en especial en el asma, es necesario mantener el tratamiento de control para evitar las crisis".

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado recientemente un estudio sobre `Defunciones según la causa de la muerte´, en el que se revela que en el año 2018 se registraron en España un total de 427.721 defunciones. En él se contempla que las enfermedades del sistema circulatorio son la primera causa de muerte, con 28,3%, seguida de los tumores con un 26,4%. En tercera posición se encuentran las enfermedades del sistema respiratorio, con un 12,6%, que provocaron 53.687 muertes. Si comparamos esta cifra con la del año anterior (51.615) podremos observar una tendencia al alza ¿La clave para frenarla pasaría por una detención precoz?

La especialista Ana Carmen Gil explica que "en la infancia asocia más hospitalizaciones y más ausencias escolares, por ello es esencial identi­ficar de forma temprana los síntomas. Únicamente un pequeño porcentaje de pacientes presentan asma refractaria al tratamiento convencional. El incremento de la morbimortalidad por asma contrasta con los avances logrados en los últimos años en relación al conocimiento ­siopatológico de la enfermedad y la utilización de nuevos fármacos antiinflamatorios. La prevención de las muertes por asma comienza con el uso de una medicación adecuada, así como con el reconocimiento precoz en el paciente de los signos de peligro. Cada exacerbación asmática puede ser potencialmente fatal, muchas de las muertes ocurren en pacientes con una enfermedad grave, mal controlada, cuya condición se va deteriorando en el curso de los días. Mientras que, en otros casos, hay una situación inestable que acaba en una crisis súbita. De forma más infrecuente, la muerte puede devenir en forma rápida e inesperada, constituyendo el llamado asma potencialmente fatal o asfíctico por falta de tiempo para instaurar un tratamiento adecuado. Un seguimiento adecuado de los pacientes asmáticos, con una evaluación cercana de la respuesta al tratamiento, así como la determinación sucesiva de la función pulmonar mejoran el pronóstico".

A la hora de establecer el diagnóstico la profesional considera que "la prueba de la espirometría es la prueba diagnóstica de primera elección, tal como recoge el algoritmo del proceso diagnóstico propuesto por la GEMA. Los principales parámetros a determinar son la capacidad vital forzada (FVC) y el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). Y es necesario realizar una prueba de broncodilatación".

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