Un nuevo estudio proporciona consistencia adicional a la noción de que la dieta occidental es un factor de riesgo para las enfermedades intestinales inflamatorias. Utilizando un modelo animal, científicos de varios centros de investigación en Texas han constatado que el consumo excesivo de glucosa, un rasgo característico de esa dieta, ...
Un nuevo estudio proporciona consistencia adicional a la noción de que la dieta occidental es un factor de riesgo para las enfermedades intestinales inflamatorias. Utilizando un modelo animal, científicos de varios centros de investigación en Texas han constatado que el consumo excesivo de glucosa, un rasgo característico de esa dieta, empeora la clínica de la colitis.
En ratones con mucosa intestinal sana el consumo excesivo de glucosa o fructosa durante un periodo breve no dio lugar a inflamación pero sí a un marcado cambio en la composición de la microbiota. Shahanshah Khan, investigador en el Departamento de Patología del Centro Médico de la Universidad del Sudoeste de Texas y co-director del estudio, afirma que en estos animales se observó un aumento de la abundancia de bacterias degradadoras de moco, tales como Akkermansia muciniphila y Bacteroides fragilis.
La relación entre estas bacterias y el agravamiento de la colitis en animales propensos a padecerla y alimentados con glucosa se manifestó en la elevada producción de enzimas mucolíticos de origen bacteriano y en el subsiguiente aumento de la erosión de la mucosa colónica. La exacerbación inducida por la glucosa no fue observada en animales tratados con antibióticos o libres de bacterias, lo que confirmaría el papel de la microbiota.
Khan indica que en los ratones con antibiosis la susceptibilidad a la colitis se vio aumentada tras recibir un trasplante de microbiota de animales alimentados con exceso de glucosa. Aunque este azúcar mostró ser el más activo, efectos similares fueron observados con fructosa y sacarosa.