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"Nos dirigimos a la implantación de la interoperabilidad sociosanitaria de una forma un tanto fanática"

Inforsalud dedica un debate, por primera vez de forma monográfica, a abordar en la coordinación entre servicios sociales y servicios sanitarios.

22/06/2021

Este martes el Congreso Nacional de Informática de la Salud acoge, por primera vez en sus XXIV, una mesa monográfica dedicada a la coordinación entre servicios sociales y servicios sanitarios. Primeramente, enfocada en los aspectos críticos que ha puesto la pandemia de manifiesto. "Ya en 1946 la OMS definió la ...

Este martes el Congreso Nacional de Informática de la Salud acoge, por primera vez en sus XXIV, una mesa monográfica dedicada a la coordinación entre servicios sociales y servicios sanitarios. Primeramente, enfocada en los aspectos críticos que ha puesto la pandemia de manifiesto. "Ya en 1946 la OMS definió la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social. Han pasado 75 años y todavía seguimos planteándonos la organización sociosanitaria", plantea Juan Carlos Oliva Pérez director de innovación sanitaria de la Fundación Rioja Salud.

Organizativamente hablando, desde su punto de vista, las instituciones sanitarias públicas tiene tres grades características. "Como entidades grandes que somos compartimos con otras del mismo tamaño una estructura jerarquizada. Eso lo podemos encontrar tanto en el ámbito sanitario como en el social". Yendo más más allá, "diría que tenemos una inercia que se lleva por delante cualquier estrategia. Pero desde un tiempo a esta parte no hay estrategia que se precie que no hable del paciente en el centro, de la continuidad asistencial y de lo sociosanitario".

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Destaca el hecho de que como entidades sanitarias grandes y públicas tienen una característica, que "aunque existe una estructura jerárquica, el poder está invertido, es decir, los facultativos impactan mucho en las estructuras organizativas. En la medida en la que la consulta médica aterricen soluciones que tengan un retorno de inversión para los médicos, ellos las van a adoptar".

Además, comenta, "existe una proporcionalidad entre la dificultad de las actuaciones que queremos acometer y la transversalidad de las mismas. Y el espacio sociosanitario es el espacio más desfavorable desde el punto de vista organizativo para abordar cualquier tipo de actuación".

Sobre esta cuestión Óscar Solans, responsable funcional de eSalut Servei Català de Salut de la Generalitat de Catalunya, expone que en su región "tenemos el departamento de salud y el social. Con dos presupuestos, y varios intentos de montar agencias de integración entre los dos. Aquí nos hemos encontrado con un entorno de sistemas de información con un jardín tanto en el ámbito social como en el de salud. Tenemos muchos sistemas de información diferente, y en ese aspecto ya vimos antes de la pandemia que había que intentar llegar a una coordinación y una interoperabilidad".

Luego hay otras realidades, como los servicios sociales básicos, que dependen de los ayuntamientos. Por lo tanto, "tenemos un departamento que no gobierna directamente las áreas básicas de lo social, sino que dependen de los municipios; una atención especializada en el ámbito social que sí que depende más directamente del departamento social; y las residencias, en las cuales en las privadas y públicas-privadas la gestión ya no es tan directa. Con lo cual, intentar hacer integraciones se plantea complejo".

"Tanto antes de la pandemia como ahora, la coordinación entre los servicios sociales y sanidad existe, porque ha existido siempre gracias a la vocación de los profesionales de ambas áreas", opina

José Antonio de la Rica Giménez, director de Atención Sociosanitaria del Departamento de Salud del Gobierno Vasco. "Pero es verdad que es una gestión compleja, que en cuanto a los sistemas de información y los procesos están muy distribuidos en el territorio y las organizaciones, y que actualmente se realiza entre personas con procedimientos rudimentarios, es decir, papel o correos electrónicas".

Asimismo, considera que en España los servicios sociales generalmente en cuanto a sistemas de información "siempre han estado mucho más retrasados que los servicios de salud". "Pero esa dispersión geográfica hace más compleja la integración y la adecuación de los sistemas de información", agrega.

Lecciones aprendidas

Respecto a las lecciones aprendidas y las acciones necesarias para resolver estos problemas sistémicos, Miguel Ángel Montero,

Head of Health Account Executive de Inetum, pone como ejemplo las residencias de ancianos. En este sentido, manifiesta que "la gente que está institucionalizada en España son aproximadamente 1.400.000 personas. Y que de esas, 400.000 están en residencias. Hemos aprendido que esas residencias para bien o para mal, en un 70% son privadas". Por tanto, "deberíamos haber aprendido que la asistencia sanitaria debe llegar a las residencias. Se podía haber hecho, sí. Los ciudadanos institucionalizados son más fácil de manejar desde el punto de vista sanitario, a las pruebas me remito con la vacunación".

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De modo que "tenemos las posibilidades, con la gente que tenemos en nuestras residencias, de trabajar con ellos en un modelo muy semejante a una atención domiciliaria con usuarios que están concentrados en un lugar concreto. Se pueden establecer planes entre sanidad y servicios sociales que nos permitan una atención coordinada. No parece tan difícil. La vacuna lo demuestra", señala.

Y a partir de aquí, "no empezar a descargar culpas de un lado para otro, sino básicamente coordinar primaria, especializada, servicios básicos de atención social en un modo en el cual demos el mejor servicio al ciudadano. En cualquier caso, el aprendizaje es "no sabíamos exactamente lo que teníamos organizado, nos hemos dado cuenta, y deberíamos aprovechar para hacer planes con toda esta gente institucionalizada con una eficiencia mayor".

El diagnóstico que hace José María Molina Sánchez, jefe del Servicio de Informática de la Gerencia de Servicios Sociales Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, determina que ha habido algunas iniciativas erróneas y otras bastante acertadas. "Pero también hay otros datos que llaman la atención poderosamente, como la fascinación por el dato que tienen las administraciones. Ahora nos dirigimos a la implantación de una forma un tanto fanática de todo lo relacionado con la interoperabilidad sociosanitaira. Ese va a ser nuestro eje central, pero además va a ser un eje no prescriptivo como el que teníamos antes ofreciendo herramientas, sino entorno a casos de usos que están demandados muchas veces por cuestiones administrativas".

También "dando en todo esto una centralidad importantísima a lo funcional, y simplemente llamando al dato cuando nos sea útil para tomar las decisiones adecuadas". "En todo este transcurso y desarrollo y pensamiento sobre la interoperabilidad nos hemos encontrado todas las oportunidades abiertas en torno a la administración electrónica y a cómo los datos pueden circular a través de canales que están ya abiertos", agrega. Pero sobre todo, la mayor lección debe ser que "la centralidad de todo esto ya no es solamente del paciente, es de la funcionalidad. Las cosas que no son útiles no progresan".

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