Investigadores del Hospital Johns Hopkins (EE.UU.) han demostrado que el ecocardiograma, una prueba común para evaluar si el corazón de una persona está bombeando correctamente, puede ser útil para predecir qué pacientes con COVID-19 tienen mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular. La investigación, publicada en ´Journal of the American Society of ...
Investigadores del Hospital Johns Hopkins (EE.UU.) han demostrado que el ecocardiograma, una prueba común para evaluar si el corazón de una persona está bombeando correctamente, puede ser útil para predecir qué pacientes con COVID-19 tienen mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular.
La investigación, publicada en ´Journal of the American Society of Echocardiography´ sugiere que pacientes con COVID-19 que desarrollan fibrilación auricular con mayor frecuencia suelen tener niveles elevados de unas proteínas relacionadas con el corazón llamadas "troponina y NT-proBNP".
"Los hallazgos podrían conducir a nuevas terapias para prevenir accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos en ciertos pacientes con COVID-19 que tienen el mayor riesgo", según Allison Hays, directora médica de programas de ecocardiografía en el Hospital Johns Hopkins y autora principal del artículo publicado.
La pandemia de COVID-19 ha afectado a más de 180 millones de personas en todo el mundo, y estudios previos sobre las complicaciones y los efectos a largo plazo de la infección por SARS-CoV-2 han encontrado que los pacientes hospitalizados con COVID-19 tienen más del doble de la tasa. de arritmias, incluida la fibrilación auricular y aleteo auricular, un ritmo rápido similar que puede provocar insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular.
Sin embargo, hasta el momento, no se sabe exactamente cómo el virus causa estas complicaciones cardíacas y quién tiene mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular debido al COVID-19.
En este estudio, Hays y su equipo compararon a 80 pacientes con COVID-19 con otros 34 que no tenían COVID-19 que también fueron tratados en las unidades de cuidados intensivos o intermedios por problemas respiratorios. Ninguno de los pacientes tenía antecedentes de arritmia cardíaca.
En el estudio, realizado entre marzo y junio de 2020, los investigadores analizaron ecocardiogramas de pacientes hospitalizados, aplicando el método de rastreo de moteado. El equipo detectó que, por lo general, los pacientes con COVID-19 `presentaban una función reducida en su aurícula izquierda.
"Muchos pacientes ya se hacen ecocardiogramas mientras están en el hospital; la adición del análisis de deformación no requiere escaneo adicional del paciente ", indicó, por su parte, Erin Goerlich, investigadora de cardiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y primera autora del artículo. "Se trata de una nueva fuente de datos segura y asequible que puede darnos una pista sobre quién podría desarrollar fibrilación auricular", añadió
Cuando los investigadores observaron la sangre de pacientes con COVID-19 que desarrollaron fibrilación auricular, vieron algunas diferencias en comparación con otros pacientes con COVID-19. Las personas que desarrollaron fibrilación auricular tenían niveles más altos de troponina (0.07 versus 0.03, p = 0.011) y NT-proBNP (946 versus 231, p = 0.0007), dos marcadores conocidos de estrés cardíaco. "Esto indica que los pacientes con COVID-19 con niveles altos de estos biomarcadores deben ser seguidos más de cerca y pueden beneficiarse de un ecocardiograma", según Goerlich.
Hays advirtió que el estudio actual no evaluó si el tratamiento de pacientes con COVID-19 con anticoagulantes podría ayudar a prevenir las complicaciones que pueden resultar de la fibrilación auricular. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que tratar a ciertas personas, por ejemplo, aquellas con tensión auricular izquierda especialmente baja, podría ser un camino a seguir. "Se necesita más investigación en esta área", concluyó Hays.