La Universitat de València (UV), en colaboración con Fisabio y el Hospital Universitario Doctor Peset, ha realizado un ensayo clínico aleatorio en el que se comparan los efectos de dos protocolos de electroestimulación neuromuscular (EENM) con diferentes frecuencias en el deterioro motor de la mano en pacientes mayores tras sufrir ...
La Universitat de València (UV), en colaboración con Fisabio y el Hospital Universitario Doctor Peset, ha realizado un ensayo clínico aleatorio en el que se comparan los efectos de dos protocolos de electroestimulación neuromuscular (EENM) con diferentes frecuencias en el deterioro motor de la mano en pacientes mayores tras sufrir un ictus. El estudio ha observado si los cambios en los déficits de la mano –como la fuerza o el tono muscular– tienen relación con la funcionalidad del día a día de las y los pacientes.
La afectación de la mano es una de las consecuencias que más persisten en pacientes con ictus y se asocia a una pérdida de la funcionalidad del miembro superior y repercusión de la autonomía de las personas que lo sufren. Distintos estudios han medido la funcionalidad tras aplicar estas técnicas, mientras que otros han estudiado qué déficits mejoraban después de emplear los tratamientos, pero muy pocos han observado qué pasa al relacionar ambas variables.
Este estudio, dirigido por Trinidad Sentandreu, investigadora y docente del Departamento de Fisioterapia de la UV, pretende observar no solo si existían mejoras en este tipo de medidas, sino también si los cambios en cuanto a los déficits se asociaban con mejoras en la funcionalidad de los pacientes tras aplicar distintas frecuencias de electroestimulación.
"Hemos visto que los pacientes del estudio tras la intervención con electroestimulación presentan mejoras en cuanto a la fuerza de la mano, el tono muscular, rango articular, etc., pero al considerar medidas funcionales observamos que el grupo al que se le aplicó la electroestimulación de 35 Hz presentó mejoras en el índice de Barthel, que evalúa diez actividades básicas diarias, aunque esta medición incluye actividades que implican tanto la recuperación de los miembros inferiores como los superiores, así que no podemos asegurar que se trate de la mano concretamente, aunque sí hay una mejora clara en el grupo de 35 Hz", explica Sentandreu.
La investigación se ha aplicado a 61 pacientes mayores en cuatro y ocho semanas de tratamiento, que se han dividido en tres grupos: uno de ellos recibía el tratamiento convencional del Hospital Doctor Peset, donde se ha realizado el ensayo, a otro se le aplicaba ese mismo procedimiento con la electroestimulación de 35 Hz y el otro grupo también recibía ese tratamiento, pero con una frecuencia de 50 Hz. En este caso, según la autora del artículo, "lo que se valora no es la efectividad de la electroestimulación por sí sola, sino que lo interesante es aplicarla como un tratamiento complementario al protocolo convencional".
A parte de las mejoras que han expuesto en el artículo, una de las ventajas de la electroestimulación como tratamiento complementario es que tiene un bajo coste, permite un tratamiento repetitivo e intensivo y, a su vez, reduce los tiempos de intervención por parte del fisioterapeuta. "En lugar de estar haciendo la movilización, el o la profesional puede estar llevando a cabo otro tratamiento mientras se aplica la electroestimulación al paciente", comenta la investigadora. Es más, este protocolo podría incluso aplicárselo el propio paciente desde su domicilio, siempre y cuando el fisioterapeuta le dé las indicaciones previas correspondientes y se supervise por un profesional, lo cual es de gran utilidad, sobre todo desde que empezó la pandemia.
Este estudio empezó a plantearse en 2009, con un estudio piloto previo, pero no ha sido hasta este año cuando se han publicado estos resultados, porque, como explica Sentandreu, fue muy difícil conseguir a pacientes con unas características tan específicas para la investigación. Concretamente, el ensayo se ha aplicado a personas mayores que han sufrido un ictus y que presentan una hemiparesia –paralización de la mitad del cuerpo, el lado contralateral del área lesionada cerebral–. Aunque este es uno de los efectos más comunes, buscaban a personas con una mínima actividad residual con unos parámetros muy concretos. En ocasiones recuperan la funcionalidad de la parte inferior, pero el miembro superior presenta mayor dificultad, sobre todo la mano, de ahí el interés del objeto de estudio.