La pandemia del Covid-19 ha dado lugar a un gran esfuerzo, todavía en marcha, para poner a punto terapias curativas y preventivas en tiempo récord. A pesar de todo, queda un largo camino por recorrer, en el que el reposicionamiento de fármacos, que fueron aprobados para otras indicaciones tras la ...
La pandemia del Covid-19 ha dado lugar a un gran esfuerzo, todavía en marcha, para poner a punto terapias curativas y preventivas en tiempo récord. A pesar de todo, queda un largo camino por recorrer, en el que el reposicionamiento de fármacos, que fueron aprobados para otras indicaciones tras la investigación correspondiente, puede jugar un papel importante.
La Real Academia Nacional de Farmacia (RANF) albergó este jueves una mesa redonda, patrocinada por Pharmamar, titulada Reposicionamiento de fármacos frente al Covid: El caso de la Plitidepsina. La moderó César Nombela, académico de número de la RANF. "Cuando surgió la pandemia, hubo una situación de disparar a ciegas", ya que había que buscar cómo atajar el desarrollo del virus, sostuvo. Las opciones, entre otras, eran impactar en el virus, en desarrollo del proceso patológico y combatir los síntomas. Desde muy pronto se conoce su naturaleza. Su secuenciación permitió establecer hipótesis bastante fiables sobre la organización de sus genes y sus procesos de expresión. Se han ido probando antivíricos diversos, con distintos éxitos. La proteína de la plitidepsina podría inhibir "el desarrollo del virus inhibiendo las propias funciones de la célula hospedadora". Aclaró que la proteína de este fármaco es "un catalizador proteico que impacta sobre el robosoma".
El profesor Adolfo García-Sastre, del Departamento de Microbiología (Icahn School of Medicine at Mount Sinai. Nueva York), abordó las investigaciones que permiten identificar diversos fármacos como la plitidepsina como potencialmente anti-SARS-CoV-2. Expuso cómo, cuando llegó el Covid-19, él y sus colaboradores empezaron a hacer reposicionamiento de drogas conocidas. Su objetivo fue "identificar compuestos que inhibieran factores del huésped usados por el SARS-CoV-2 para replicarse". ¿Por qué iba a funcionar contra un virus? "Porque los virus no se pueden replicar por sí mismos", señaló. Se plantearon cómo podían identificar estos factores que necesitan los virus para replicarse. Cuando se conoció la secuencia del virus, Nevan Krogan clonó 29 genes e identificó qué proteínas del huésped interaccionaban con las proteínas del virus. Identificó un total de 332 interacciones. Hay 69 factores del que se conoce al menos un compuesto que es capaz de interaccionar con estas proteínas del huésped. Pusieron un pipeline para descubrir compuestos.
Sus conclusiones fueron que se han identificado inhibidores de SARS-CoV-2 basados en datos de proteómica (interactoma, fosfoproteoma). Igualmente, que "la plitidepsina (aplidina) inhibe la replicación de SARS-CoV-2 y la inflamación en ratones infectados con SARS-CoV-2, así como sus variantes y otros coronavirus". Se están realizando ensayos clínicos de fase 3 con plitidepsina que, si tuvieran éxito, darían lugar a su aprobación para el tratamiento de pacientes sintomáticos con Covid-19. Aseveró que "habría que considerar terapias de combinación y desarrollo de antivirales orales". Remarcó que es mucho mejor cuando se combinan distintas terapias.
El Dr. Pablo Guisado, del Hospital Universitario Quirón Salud (Madrid), se encargó de la investigación clínica en marcha sobre el citado fármaco. Durante la pandemia, la ciencia ha tenido éxito en muchos aspectos. Por ejemplo, se ha avanzado mucho en la comprensión de cómo se transmiten los aerosoles. Lamentó que no se ha avanzado tanto en los tratamientos. Seguimos en la necesidad de identificar nuevas terapias. Hay que tener en cuenta que la enfermedad tiene diferentes fases: una primera semana de síntomas, una fase inflamatoria a partir de la segunda semana y una fase de inflamación más compleja permanente a partir de la tercera semana.
Desde que empezó la pandemia, "han fallado muchas drogas que se han reposicionado". Si bien, apuntó que la plitidepsina podría tener una opción. "En esta pandemia, tenemos todavía que rellenar un hueco. No hemos conseguido comunicarnos bien con los científicos de básica. Se han probado muchas drogas muy improbables, con muchos esfuerzos y consumo de recursos. Ahora, que tenemos más conocimiento del virus, tenemos que identificar terapias eficaces", subrayó. Recordó que el Covid-19 es una enfermedad muy heterogénea.
La plitidepsina es un antiviral nuevo, que tiene un objetivo en el huésped. "Vemos que hay una mejoría, sobre todo en el grupo de moderados, y un descenso de la carga viral. Y, lo que es más interesante, es que hay un cambio de los parámetros inflamatorios. La carga viral baja", comentó. El estudio Neptuno se encuentra en Fase 3. Estudia el porcentaje de mejora a los ocho días y su objetivo es intentar encontrar el momento adecuado y con quién se puede utilizar la plitidepsina. "Hemos visto señales clínicas de que es un fármaco con futuro en esta enfermedad", concluyó. Suele relacionarse con que hay una estabilidad respiratoria.
Por último, el Dr. Antonio López Navas, jefe adjunto de Departamento de Medicamentos de Uso Humano (AEMPS), trató los criterios regulatorios para el reposicionamiento de fármacos. Describió cómo se busca la manera de regular un nuevo uso de los medicamentos y reconocerlo en la ficha técnica. El proceso consiste en identificar el nuevo uso de algo que ya existe y darle un uso diferente al que tenía originalmente. Esto puede ocurrir a lo largo de la vida de todo el medicamento. Lo normal, cuando está dentro de patente, es que el laboratorio quiera darle otro uso. Si está fuera de patente, entidades diferentes pueden que tengan interés y que soliciten a las agencias reguladoras que reconozcan otros usos. La propuesta de STAMP, un grupo multidisciplinar, trata de establecer un marco regulatorio para ayudar a esas entidades sin ánimo de lucro a acceder a los fármacos. Se pide que, si interactúan con la industria farmacéutica, sean muy transparentes.
¿Qué medicamentos encajarían dentro de este marco regulatorio? Es importante que el medicamento no esté protegido por patente y que se busque una indicación nueva de las que tiene autorizadas. Tienen además que demostrar que la nueva indicación tenga "cierto interés para la Salud pública". Este marco fue aprobado por la Comisión Europea en julio de 2019, concretamente por el Comité Farmacéutico.
López Navas contó que, en marzo de 2020, se iba a iniciar un piloto. Este piloto en cuestión nunca empezó a consecuencia del Covid-19. Pero, "el Covid-19 ha sido un piloto para el reposicionamiento de moléculas". De 270 ensayos autorizados que se han producido, el 70% era de reposicionamiento. Así, el reposicionamiento de los fármacos es una práctica habitual en los mecanismos regulatorios.