Las bacterias del sistema digestivo parecen tener el potencial de causar daños en las células pancreáticas, aumentando el riesgo de tumores malignos. Ahora, por primera vez, los investigadores del Instituto Karolinska de Suecia han analizado las bacterias vivas de las lesiones pancreáticas quísticas, precursoras del cáncer de páncreas. El cáncer de ...
Las bacterias del sistema digestivo parecen tener el potencial de causar daños en las células pancreáticas, aumentando el riesgo de tumores malignos. Ahora, por primera vez, los investigadores del Instituto Karolinska de Suecia han analizado las bacterias vivas de las lesiones pancreáticas quísticas, precursoras del cáncer de páncreas.
El cáncer de páncreas es uno de los más agresivos y mortales. Como puede presentar síntomas vagos, si es que los hay, en sus primeras fases, suele descubrirse tarde, momento en el que ya se ha extendido. En consecuencia, en el momento del diagnóstico, la enfermedad se ha convertido en terminal en la mayoría de los pacientes. Tal y como están las cosas hoy en día, el cáncer de páncreas pronto superará al de mama como tercera causa de muerte relacionada con el cáncer en la UE.
Las lesiones quísticas del páncreas, incluidas las neoplasias mucinosas papilares intraductales (NMPI), son frecuentes. Como se sabe que son precursoras del cáncer de páncreas, muchos pacientes necesitan revisiones periódicas de por vida, y unos pocos pueden requerir también cirugía. Sería valioso para el individuo y para la asistencia sanitaria saber más sobre los factores de riesgo cancerígenos.
Todavía no se conoce del todo la relación entre los IPMN y el cáncer de páncreas, pero estudios anteriores del Instituto Karolinska y otros centros indican que la presencia de bacterias orales en el páncreas podría ser una medida de la gravedad de la lesión de los IPMN.
Los investigadores han ampliado ahora sus resultados anteriores. Mediante el uso de modernos métodos de cultivo y una novedosa técnica proteómica, han podido capturar bacterias pancreáticas vivas para estudiarlas en el laboratorio. En este nuevo estudio, han analizado el líquido quístico de 29 pacientes que fueron operados de tumores pancreáticos quísticos entre 2018 y 2019.
Sus resultados mostraron una sobrerrepresentación de gammaproteobacterias y otra clase de bacterias llamadas Bacilos. Estas bacterias residen normalmente en el tracto digestivo y se ha demostrado previamente que promueven la resistencia a los medicamentos contra el cáncer al interferir en el efecto de la gemcitabina, un fármaco citostático utilizado en el tratamiento del cáncer de páncreas. El estudio demostró que estas bacterias estaban presentes en los IPMN y eran cultivables en el 24% de los casos.
Al profundizar en el estudio en el laboratorio, los investigadores descubrieron que muchas de estas bacterias podían infectar e incluso esconderse dentro de las células pancreáticas, con consecuencias perjudiciales.
"Algunas bacterias podían provocar la rotura de la doble cadena del ADN, lo que se considera el primer paso de la lesión celular y del cáncer --explica Margaret Sällberg Chen, profesora del Departamento de Medicina Dental del Instituto Karolinska--. También descubrimos que los antibióticos podían evitar el daño al ADN. Nuestros hallazgos no sólo confirman que las bacterias desempeñan un papel importante en el desarrollo del cáncer, sino que también iluminan nuevas formas de atacar el proceso", resalta.
La cuestión de cómo las bacterias del tracto digestivo entran en el páncreas para luego esconderse en sus células sigue sin respuesta.
"En circunstancias normales, el conducto que va del intestino al páncreas está cerrado, pero en presencia de una inflamación o una lesión, tal vez las bacterias se cuelen", dice Volkan Özenci, consultor principal y profesor asociado del Departamento de Medicina de Laboratorio del Instituto Karolinska.
Añade que "es probable que las bacterias hayan migrado desde la cavidad oral y el tracto gastrointestinal hasta el páncreas a través de este conducto. Algunas bacterias también pueden esconderse en las células humanas, como los glóbulos blancos, y viajar hasta el páncreas con la ayuda de esas células".
El grupo afirma que sus hallazgos tienen posibles aplicaciones clínicas. "Sería relevante, por ejemplo, poder examinar a los pacientes con IPMN en busca de este tipo de bacterias --afirma el doctor Asif Halimi, coprimer autor del estudio, que es cirujano y estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencia Clínica, Intervención y Tecnología del Instituto Karolinska--. Hemos discutido la posibilidad de introducir un tratamiento antibiótico local junto con, por ejemplo, un examen o tratamiento endoscópico. Esto reduciría el riesgo de infección bacteriana y evitaría futuros problemas".
Los investigadores están examinando ahora si el daño en el ADN requiere las bacterias físicas o los metabolitos de las bacterias. También están mapeando las fuentes de las bacterias en el tracto gastrointestinal y haciendo comparaciones con las bacterias que se encuentran en la boca.