Una nueva investigación del Real Colegio de Cirujanos de Irlanda (RCSI por sus siglas en inglés) en colaboración con la Universidad de Swansea, el Trinity College de Dublín y la Universidad de Bristol. ...
Una nueva investigación del Real Colegio de Cirujanos de Irlanda (RCSI por sus siglas en inglés) en colaboración con la Universidad de Swansea, el Trinity College de Dublín y la Universidad de Bristol. ha demostrado el efecto de un reloj biológico irregular en el impulso de la inflamación en las células inmunitarias del organismo, con implicaciones para las enfermedades más graves y prevalentes en el ser humano.
El reloj circadiano del cuerpo genera ritmos de 24 horas que mantienen a los seres humanos sanos y al compás del ciclo día/noche. Esto incluye la regulación del ritmo de las células inmunitarias (innatas) del propio cuerpo, llamadas macrófagos. Cuando estos ritmos celulares se interrumpen (debido a factores como patrones erráticos de alimentación/dormir o trabajo por turnos), las células producen moléculas que impulsan la inflamación. Esto puede dar lugar a enfermedades inflamatorias crónicas como las cardiopatías, la obesidad, la artritis, la diabetes y el cáncer, además de afectar a la capacidad del organismo para combatir las infecciones.
En este estudio, publicado en ´Frontiers in Immunology´, los investigadores observaron estas células inmunitarias clave con y sin reloj corporal en condiciones de laboratorio. Su interés se centró en saber si los macrófagos sin reloj corporal podían utilizar o "metabolizar" el combustible de forma diferente, y si esa podría ser la razón por la que estas células producen más productos inflamatorios.
Los investigadores encontraron que los macrófagos sin reloj biológico absorbían mucha más glucosa y la descomponían más rápidamente que las células normales. También encontraron que, en las mitocondrias (la fuente de energía de las células), las vías por las cuales la glucosa se descompone aún más para producir energía eran muy diferentes en los macrófagos sin reloj. Esto condujo a la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) que alimentaron aún más la inflamación.
Según explicó el Dr. George Timmons, autor principal del estudio, "nuestros resultados se suman al creciente conjunto de trabajos que demuestran por qué la alteración de nuestro reloj corporal conduce a enfermedades inflamatorias e infecciosas, y uno de los aspectos es el uso de combustible a nivel de células inmunitarias clave como los macrófagos".
Por su parte, la Dra. Annie Curtis, profesora titular de la Facultad de Farmacia y Ciencias Biomoleculares del RCSI y autora principal del trabajo, añadió que "Este estudio también demuestra que todo lo que repercute negativamente en nuestros relojes corporales, como la falta de sueño y de luz diurna, puede afectar a la capacidad de nuestro sistema inmunitario para funcionar eficazmente."