Investigadores del Instituto RIKEN de Yokohama han descubierto que, tanto los linfocitos B como las células productoras de anticuerpos que de aquéllos derivan, segregan el neurotransmisor GABA. El hallazgo es sorprendente porque hasta ahora se creía que el GABA era producido en unos pocos órganos, aparte del cerebro. Además, su ...
Investigadores del Instituto RIKEN de Yokohama han descubierto que, tanto los linfocitos B como las células productoras de anticuerpos que de aquéllos derivan, segregan el neurotransmisor GABA. El hallazgo es sorprendente porque hasta ahora se creía que el GABA era producido en unos pocos órganos, aparte del cerebro. Además, su producción por los linfocitos B no requiere estimulación antigénica, según un análisis realizado en ratones y que mimetiza la fisiología inmunitaria humana. El GABA endógeno sería producido en cantidades saturantes, ya que la adición de GABA exógeno no resulta en inhibición adicional de la función citolítica de los linfocitos T CD8+. En contraste, la adición de picrotoxina, un antagonista del receptor del GABA-A, potenció la respuesta antitumoral.
Baihao Zhang, investigador del Centro de Ciencias Médicas Integrativas y director del estudio, afirma que ni el neurotransmisor ni la picrotoxina tuvieron ningún efecto directo sobre la proliferación o viabilidad de las células tumorales, siendo su eliminación estrictamente dependiente de la acción linfocitaria. Zhang subraya que el efecto inhibidor del GABA tiene lugar posiblemente en los ganglios linfáticos, ya que la cantidad de linfocitos B infiltrados en el tumor es pequeña.