A pesar de la creciente atención a la contaminación ambiental por microplásticos, los efectos de su degradación sobre la transferencia genética horizontal bacteriana no se han investigado sistemáticamente. Y es que la presencia de estos residuos en el medio ambiente los convierte en plataformas aptas para genes resistentes a los ...
A pesar de la creciente atención a la contaminación ambiental por microplásticos, los efectos de su degradación sobre la transferencia genética horizontal bacteriana no se han investigado sistemáticamente. Y es que la presencia de estos residuos en el medio ambiente los convierte en plataformas aptas para genes resistentes a los antibióticos, según constata un reciente estudio realizado por científicos de la Escuela de Ingeniería George R. Brown de la Universidad de Rice, Houston (EEUU).
En dicho estudio, publicado en el `Journal of Hazardous Materials´ se describe cómo dichos genes resistentes a los antibióticos están protegidos por cromosomas bacterianos, fagos y plásmidos, todos vectores biológicos que pueden propagar la resistencia a los antibióticos a las personas, lo que reduce su capacidad para combatir infecciones.
"Nos sorprendió descubrir que el envejecimiento de los microplásticos mejora la resistencia a antimicrobianos horizontal ", señaló el profesor de Ingeniería Civil y Ambiental George R. Brown Pedro Álvarez. "La diseminación mejorada de la resistencia a los antibióticos es un impacto potencial pasado por alto en relación a la contaminación por microplásticos".
Los investigadores encontraron que los microplásticos (de 100 nanómetros a cinco micrómetros de diámetro) envejecidos por la luz solar tienen áreas de superficie altas que atrapan microbios. A medida que los plásticos se degradan, también lixivian productos químicos de despolimerización que rompen las membranas de los microbios, dando a los ARG la oportunidad de invadir.
Señalaron que las superficies microplásticas pueden servir como sitios de agregación para las bacterias susceptibles, acelerando la transferencia de genes al poner las bacterias en contacto entre sí y con las sustancias químicas liberadas. Esa sinergia podría enriquecer las condiciones ambientales favorables a la resistencia a los antibióticos, incluso, en ausencia de antibióticos, según el estudio.
En este trabajo se subraya la necesidad de evaluar la importancia de este fenómeno pasado por alto para la diseminación ambiental de la resistencia a los antibióticos