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Una dieta saludable antes del embarazo podría reducir el riesgo de obesidad de los futuros hijos

La población infantil podría tener más probabilidades de problemas de obesidad si la dieta de su madre antes y durante el embarazo no es lo suficientemente sana.

23/12/2021

Las tasas de obesidad infantil están aumentando en todo el mundo con consecuencias a largo plazo para la salud. Las dietas poco saludables son un factor importante que contribuye a esto, según sugiere un reciente estudio dirigido por la Universidad de Southampton que apunta que una mejor alimentación antes del ...

Las tasas de obesidad infantil están aumentando en todo el mundo con consecuencias a largo plazo para la salud. Las dietas poco saludables son un factor importante que contribuye a esto, según sugiere un reciente estudio dirigido por la Universidad de Southampton que apunta que una mejor alimentación antes del embarazo podría reducir el riesgo de obesidad de los futuros hijos.

Los resultados de dicha investigación, dirigida por la Dra. Sarah Crozier, profesora asociada de Epidemiología Estadística en la Universidad de Southampton, y publicados en el ´International Journal of Obesity´, encontró que los niños de ocho o nueve años tenían más probabilidades de ser obesos si su madre tenía una dieta deficiente durante y antes del embarazo. La investigación identifica estos como momentos críticos, cuando las iniciativas para reducir la obesidad infantil pueden ser más efectivas.

Análisis a largo plazo

Los investigadores analizaron datos sobre las dietas de 2.963 parejas de madres e hijos que formaron parte de la Encuesta de mujeres de Southampton en el Reino Unido, un estudio de larga duración que rastrea la salud de las madres y sus hijos. Las mujeres se seleccionaron antes del embarazo cuando estaban considerando por primera vez tener un bebé.

Como parte de la encuesta, fueron entrevistadas y sus respuestas se utilizaron para completar cuestionarios sobre su dieta y la de su hijo. Los investigadores indagaron sobre la dieta de la madre antes de quedar embarazada y cuando tenían 11 y 34 semanas de embarazo. También preguntaron qué comía el niño a los seis meses, un año, tres años, seis a siete años y ocho a nueve años de edad.

La información dietética recopilada se utilizó para otorgar a cada pareja madre-hijo una puntuación combinada de calidad de la dieta. Usaron estos puntajes para dividirlos en cinco grupos: pobre, pobre-medio, medio, medio-mejor y mejor.

Las madres que eran más jóvenes, habían obtenido menos calificaciones académicas, fumaban y tenían un índice de masa corporal (IMC) más alto antes del embarazo tendían a estar en un grupo de dieta peor con su hijo.

Cuando los niños cumplieron ocho y nueve años, los investigadores evaluaron la cantidad de tejido graso en sus cuerpos mediante una exploración por absorciometría de rayos X de energía dual (DXA). También calcularon el IMC del niño, ajustándolo para tener en cuenta su edad y sexo.

El estudio concluyó que si una pareja madre-hijo estaba en un grupo de menor calidad de la dieta, habría más probabilidades de que el niño tuviera un mayor porcentaje de grasa corporal DXA y un mayor IMC a la edad de ocho o nueve años.

El Dr. Crozier, profesor asociado de epidemiología estadística en la Universidad de Southampton, indicó, al respecto, que "esta investigación muestra la importancia de intervenir en la etapa más temprana posible de la vida de un niño, durante el embarazo o incluso antes de la concepción, para que podamos abordarlo".

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