Esperar más de 5 horas en urgencias antes del ingreso en el hospital está relacionado con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa en los 30 días siguientes, según revela un estudio realizado sobre más de 5 millones de pacientes en Inglaterra y publicado en línea en la revista ...
Esperar más de 5 horas en urgencias antes del ingreso en el hospital está relacionado con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa en los 30 días siguientes, según revela un estudio realizado sobre más de 5 millones de pacientes en Inglaterra y publicado en línea en la revista ´Emergency Medicine Journal´.
Esto puede medirse y representarse como una ´métrica del número necesario para dañar´ de 1 muerte extra por cada 82 pacientes que se retrasan entre 6 y 8 horas, concluyen los investigadores.
El objetivo de 4 horas de espera antes del alta hospitalaria, el ingreso o el traslado se introdujo en 2004 en Inglaterra, y poco después en el resto del Reino Unido, en un intento de atajar la saturación de los servicios de urgencias.
Otros países, como Canadá y Australia, adoptaron medidas similares. Pero en los últimos años, los resultados en relación con este objetivo han disminuido de forma constante en medio de la creciente demanda de los pacientes.
Los retrasos en el ingreso oportuno en los servicios de urgencias se han relacionado con los daños a los pacientes, y los investigadores querían cuantificar el mayor riesgo de muerte derivado de estos retrasos.
Se basaron en las Estadísticas de Episodios Hospitalarios y en los datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales de Inglaterra, que cubren a cada paciente admitido en el hospital desde cada departamento de emergencia principal en Inglaterra entre abril de 2016 y marzo de 2018.
Compararon las muertes registradas por cualquier causa dentro de los 30 días posteriores al ingreso con las que cabría esperar, teniendo en cuenta una amplia gama de factores potencialmente influyentes.
Estos incluyeron el sexo, la edad, el nivel de privación, las condiciones concurrentes, la hora del día y del mes, las asistencias/ingresos de emergencia anteriores y la aglomeración en el servicio de urgencias en ese momento.
Entre abril de 2016 y marzo de 2018, 26.738.514 personas acudieron a un servicio de urgencias en Inglaterra: 5.249.891 de ellas fueron ingresadas en el hospital. En total, 433.962 personas murieron dentro de los 30 días durante el período de estudio. La tasa global de mortalidad a los 30 días no ajustada fue ligeramente inferior al 9%.
La edad media de los pacientes ingresados era de 55 años, y el número de enfermedades concurrentes aumentaba al mismo tiempo que la edad. Casi el doble de pacientes procedían de zonas de mayor privación que de zonas de menor privación.
La hora de llegada más frecuente fue entre las 12.00 y las 17.59 horas, siendo los tres primeros meses del año los que concentran la mayor proporción de pacientes. La espera media en el servicio de urgencias fue de algo menos de 5 horas; la tasa de incumplimiento del objetivo de 4 horas de espera se situó en una media del 38%.
Se observó un aumento lineal estadísticamente significativo de la tasa de mortalidad en las esperas superiores a 5 horas en el servicio de urgencias.
Tras tener en cuenta los factores de riesgo potencialmente influyentes, la tasa de mortalidad fue un 8% superior a la esperada entre los pacientes que esperaron entre 6 y 8 horas antes de ser ingresados en el hospital, y un 10% superior a la esperada para los que esperaron entre 8 y 12 horas, en comparación con los pacientes que pasaron a las 6 horas.
Esto puede medirse y representarse como una ´métrica del número necesario para dañar´, de 1 muerte extra por cada 82 pacientes que se retrasan entre 6 y 8 horas, dicen los investigadores.
"Los resultados de este estudio muestran que existe una asociación ´dependiente de la dosis´ entre el tiempo superior a 5 horas en el servicio de urgencias para los pacientes ingresados y su mortalidad por todas las causas a los 30 días", escriben.
"Además, la mortalidad a los 30 días es una métrica relativamente cruda que no tiene en cuenta ni el aumento de la morbilidad de los pacientes ni las experiencias inevitablemente peores de los mismos", añaden.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa y el efecto. Pero, dicen los investigadores que, "a pesar de las limitadas pruebas de apoyo, hay una serie de razones clínicamente plausibles para aceptar que existe una asociación temporal entre el retraso en el ingreso en una cama de hospitalización y los peores resultados de los pacientes".
Las estancias prolongadas en el servicio de urgencias se asocian con el bloqueo de la salida y la aglomeración, lo que puede retrasar el acceso a tratamientos vitales. Y se asocian a un aumento de la duración de la estancia hospitalaria posterior, especialmente en el caso de los pacientes de más edad, señalan los investigadores. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de infección hospitalaria y de desacondicionamiento fisiológico y psicológico, afirman.
El bloqueo de la salida también suele estar relacionado con los niveles de ocupación de las camas, que son más altos a última hora de la tarde y suelen ser más bajos hacia la medianoche. Por tanto, es probable que un número desproporcionado de pacientes retrasados sea trasladado a una sala durante la noche, cuando los niveles de personal son más bajos, añaden.
Y concluyen que "este estudio confirma que los responsables de la política sanitaria deben seguir exigiendo el ingreso a tiempo desde el servicio de urgencias para proteger a los pacientes de los daños asociados al hospital".