Un estudio de la Universidad de Göttingen demuestra que la microbiota pulmonar influencia la autoinmunidad en el sistema nervioso central (SNC), regulando el estado de activación de la microglía. Tras enriquecer la flora pulmonar con filos bacterianos productores de lipopolisacárido (LPS) mediante la aplicación local del antibiótico neomicina, los investigadores ...
Un estudio de la Universidad de Göttingen demuestra que la microbiota pulmonar influencia la autoinmunidad en el sistema nervioso central (SNC), regulando el estado de activación de la microglía. Tras enriquecer la flora pulmonar con filos bacterianos productores de lipopolisacárido (LPS) mediante la aplicación local del antibiótico neomicina, los investigadores constataron que la microglía cerebral adoptó un estado de activación propio de la estimulación con interferones de tipo I, lo que se asoció a una menor respuesta a la estimulación inducida por el interferón-gamma, característico de la autoinmunidad. El tratamiento redujo la respuesta inflamatoria en el SNC, la migración de células inmunitarias y la sintomatología clínica. Inversamente, la supresión de los filos productores de LPS mediante tratamiento local con polimixina B agravó la patología, en un proceso que pudo ser revertido mediante la instilación de LPS o de filos productores del mismo.
Francesca Odoardi, co-directora del estudio, afirma que la microglía adapta su respuesta inmunológica en función de señales microbianas originadas en los pulmones, posiblemente con el objetivo de prepararse ante una amenaza inminente. Por tanto, "el microbioma pulmonar puede ser considerado como un sistema de alerta temprana capaz de estimular el altamente sensible tejido cerebral", asegura la investigadora. Dado que la superficie de intercambio gaseoso de los pulmones humanos es de unos 100 metros cuadrados, no es sorprendente que la protección inmunitaria frente a invasores tenga el alcance representado en esta investigación.